El aparente abandono en el que se encuentran 12 mil 215 casas en Yucatán, no corresponde en el caso del Centro Histórico de Mérida y sus alrededores a un desinterés por parte de los propietarios o a una indiferencia, sino a una estrategia de cambio de uso de suelo que permite una mayor plusvalía en los bienes y en los terrenos, afirmó María Elena Torres Pérez, catedrática de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
De acuerdo con el informe de la Estrategia Nacional de Ordenamiento Territorial (ENOT), elaborado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en la Península de Yucatánse tienen contabilizadas 29 mil 169 viviendas abandonadas y en proceso de recuperación.
La especialista de la UADY puntualizó que la mayoría de todos estos predios, ubicados en el primer cuadro de la ciudad, han ido adquiriendo mayor plusvalía, aunque se observen en aparente descuido o deterioradas. Sostuvo que, son varios los factores los que están dando pie a esta situación del “aparente” abandono. Lo que en realidad está pasando, aseguró, es “que la vivienda está teniendo un cambio de uso y, por tal motivo, se eleva su plusvalía como terreno”.
En el caso de viviendas grandes, son habitadas por personas de la tercera edad, quienes ya se encuentran jubilados, o por señoras viudas que viven de alguna pensión y, por lo tanto, les cuesta mucho darle mantenimiento a la casa.
Aunado a esto, dijo que se está presentando un fenómeno también conocido como “sobre oferta de vivienda”, el cual inició a partir del siglo XX y continúa hasta el siglo XXI. Así como la gentrificación, es decir, el cambio de uso de suelo por uno de mayor plusvalía.
“Las casonas que aparentemente vemos en el Centro Histórico y que se ven en abandono, por dentro son fábricas y se detectan por el tremendo transformador que tienen al frente, por la cantidad de cables que se aprecian a simple vista”, comentó.
La profesora señaló que a muchos extranjeros les ha dado por invertir en Mérida, no para venirse a radicar a la ciudad, sino como negocio en el que compran propiedades, las restauran para rentarlas en la modalidad de Airbnb, que es una infraestructura tipo hotel, con fines turísticos. Y luego, agregó, un tercer aspecto en donde el uso de suelo se utiliza como forma de renta, ya sea en forma de un bar, restaurante, cafetería, entre otros comercios.
“Realmente estamos a un cambio de uso. No solamente las viviendas se están utilizando para ese servicio, sino que se están perdiendo los espacios y los patios con los que cuenta la vivienda que generaban comodidad. No es que el Centro y alrededores estén abandonados, sino que están teniendo un cambio de uso”, aclaró.
Por último, refirió que, contrario a lo que presentan las políticas neoliberales que determinan si hay turismo, comercio, o se es un Pueblo Mágico, no significa que sea una ciudad que tenga desarrollo y éxito.
SY