En una época de tablets, videojuegos y demás juguetes electrónicos, los pequeños de la casa olvidan los juegos tradicionales mexicanos.
Aquellos que además de ser una expresión cultural, están llenos de folclore y coloridos brillantes, ya que han sido creados para desafiar la destreza de aquel que se divierte con estos juguetes, que principalmente son fabricados con madera y que además se pueden encontrar con facilidad en los mercados tradicionales.
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Tal es el caso del Mercado Lucas de Gálvez en el centro de Mérida, donde el puesto 'La Ranita Feliz' ofrece juguetes hechos por artesanos yucatecos, quienes gracias a su talento continúan conservando tradiciones de décadas como las de los 80, 90 y 2000.
En este lugar y a un buen precio pueden encontrar trompos de madera pintada, el trompo tradicional con punta de metal, yoyos de madera y pintados a mano, baleros, entre otros. Estas piezas, años atrás, eran el motivo de recreación de niños que solían ir a las carpinterías a preguntar si había trompos a la venta.
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“Los trompos de madera pintada son los más solicitados, a los niños les gusta”, comenta durante una entrevista, Dulce Tuz Pech, encargada del negocio y quien de una manera muy entusiasta realiza, para los curiosos que se acercan a preguntar, una demostración de cómo se manejan estos juguetes.
“Hay varias opciones, y son muy económicas, por lo general la gente de fuera se lleva más, pero también vendemos por mayoreo a gente de aquí”, agrega Tuz Pech.
Las piezas con más demanda, de acuerdo a Dulce Tuz, son los imanes, las canicas, tablitas mágicas y los trompos. Otras piezas que ofrecen son baleros, guitarras y juegos tipo Jenga en diferentes tamaños, su precio está entre los 10 hasta los 120 pesos.
De acuerdo a la maestra en Psicología Clínica infantil y adolescente por la Facultad de psicología de la UADY, Dianela Joseline Ávila Alcocer, estos juguetes deben ser incluidos en la lista de posibles regalos, ya que no solo sirven como símbolo para seguir tradiciones familiares, sino que estimulan al menor, tanto en su capacidad de concentración como en su desarrollo motriz.
“Lo interesante de este tipo de juguetes o cualquier juguete, no es el hecho de que sea un obsequio, sino la manera en que el niño entenderá como funciona. Muchos padres dan por hecho que los menores se aburren rápido, pero en realidad es que, si nadie les explica o les muestra cómo funcionan este tipo de juguetes, o no tienen con quien compartir o jugar, el interés desaparece muy rápido”, comentó Dianela Josseline.
La especialista en niños y adolescentes recalcó que estas piezas no están peleadas con la tecnología o videojuegos, pero, “cualquier opción es buena, pero jugar con un trompo o un yoyo o incluso un juego de mesa, o andar en bicicleta les da a los niños otro tipo de experiencia, es decir, pueden explorar, tener contacto con el exterior entre otros estímulos”.
Por último, Dianela Josseline recomienda que en caso de optar por videojuegos o tabletas como forma de recreación, el tiempo de uso de estos medios debe ser regulado y supervisado por los padres.
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GCS