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Día del Maestro: 'Aún queda en el recuerdo', comparten jubilados en Yucatán

Jubilados compartieron su experiencia como maestros, así como los motivos por lo que decidieron dedicar a esta profesión.
Nelly Álvarez, Óscar Mijangos y Nelly Álvarez, aún recuerdan la primera vez que estuvieron en las aulas.
Nelly Álvarez, Óscar Mijangos y Nelly Álvarez, aún recuerdan la primera vez que estuvieron en las aulas. / Víctor Gijón

Para la mayoría de los maestros su día será diferente, no habrá estudiantes, ni escuelas. El COVID-19 frenó una celebración esperada por quienes son considerados los forjadores del mañana, y son los jubilados quienes atesoran aquello que parece haberse vivido ayer. 

“Ha habido fiesta, pero ya todo se acabó. Con eso de la pandemia ya no se puede”, expresó Nelly Josefina Álvarez Esquivel, de 79 años de edad, maestra jubilada de Mérida, Yucatán. 

Para algunos la jubilación del magisterio es un descanso a una labor realizada por años, es un regalo que viene a coronar el esfuerzo de forjar a los profesionistas que hoy sostienen la vida económica de un estado, un país, y por supuesto, del mundo. 

Doña Nelly abrió las puertas de su casa para compartir la experiencia vivida como docente en vísperas del Día del Maestro, celebración que dijo “queda en el recuerdo”. 

Ella es parte de un legado familiar de docentes, pues toda su familia está o formó parte del magisterio, como lo fueron su hermana y cuñado. -¿Es por eso que se eligió ser maestra?, se le cuestionó, y sin dudarlo dijo: “¡Sí!". 

Entre los recuerdos que marcaron sus inicios se encuentra la imagen de los niños temerosos, desconfiados, quienes con el paso de los días encontraron en ella el amor y cariño de un segundo hogar. Se jubiló en la escuela Jaímez López Moguel, ubicada en el fraccionamiento Fénix, en Mérida, donde hizo 16 años. 

Otros de los momentos más bonitos que recuerda es la graduación de los niños de sexto, así como el recreo, ya que después de jubilarse aún está pendiente de cada horario. “Uno está viviendo lo que hacía”, dijo. 

Por su parte, Nelly Guadalupe Ibarra Álvarez, de 60 años de edad, lleva 12 años de jubilada y aún recuerda los motivos que la orillaron al camino de la docencia, como una familia numerosa y la situación económica que poco ayudaba; sin embargo, no se arrepiente.

“No me equivoqué, me gustó muchísimo mi profesión. Confieso que cuando me dieron el primer año pensé que no iba a poder, sin embargo, trabajé como 10 años con niños de primaria. Cuando me jubilé estaba dando sexto grado, no terminé con los niños, por mi situación de salud, pero era un ambiente muy agradable”. 

Jubilarse no fue motivo para alejarse de sus compañeras. Antes de la pandemia se reunían a tomar el café, y ahora lo hacen frente a una computadora o un teléfono.   

“La pandemia vino a cambiar la vida de todos, nos hemos refugiado en nuestros hogares, pero todos estamos a la espera de que llegue la Nueva Normalidad para salir de casa. Claro, usando las medidas sanitarias, pues dijo toda su familia ya se enfermó de COVID. Fuimos desobedientes”, dijo. 

Doña Nelly se dedica a sus nietos, a veces escucha el Himno Nacional y recuerda aquella época cuando se les enseñaba a los niños. 

“Me siento dichosa, feliz, de haber sido maestra, disfrutar mi trabajo, la satisfacción que mis alumnos son maestros también, dejar una buena semilla en los niños. Todos aprovecharon lo poco o mucho que nosotros les dimos”, comentó.  

Mientras unos se jubilan tras concluir un ciclo, otros como el maestro Óscar Ariel Mijangos Cárdenas, quien acaba de cumplir 65 años de edad, el COVID-19 lo obligó a dejar las aulas, ya que forma parte del grupo vulnerable de riesgo. 

“Yo iba a regresar, pero como soy diabético, soy vulnerable... y lo que pasó en Campeche, que abrieron las escuelas y muchos niños se enfermaron, pero sin embargo, dije no, me jubilé”. 

¿Extraña las aulas?, se le cuestionó, a lo que comentó: “Sí, todo es una parte de tu vida que te ayuda a crecer. Yo he sido una persona muy amigable con las maestras. La satisfacción es que tus alumnos siempre te saluden, si les das cariño te dan cariño. Hay que demostrar la labor. Donde me ven mis alumnos me saludan”.

Don Óscar compartió que son varias las experiencias que vivió como la de representar a la escuela Evelio González, en sus inicios, en un concurso nacional magisterial, así como ganar tercer lugar en el concurso nacional “El Niño y la mar” cuando trabajaba como docente en Tabasco.

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JG

 

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