Pese al potencial y a la fuerte demanda que tiene en el mercado de las fibras y productos naturales, así como en la industria farmacéutica y automotriz; el coco es desaprovechado en Yucatán, donde apenas, según estadísticas, logra una producción de 250 mil unidades al año, que representa el dos por ciento a nivel nacional.
Sobre este tema, el representante de los productores de coco en San Crisanto, José Inés Loría Palma, ha sostenido que todo esto ocurre a pesar de las amplias posibilidades que tiene el fruto de las palmas ante el auge que ha cobrado en otros mercados por su valor alimenticio e industrial.
Aunque el coco se cultiva en toda la zona costera, así como en los municipios de Dzan, Tecoh, Muna y Oxkutzcab, no se menciona a Hunucmá, pese a que en cada huerto de la localidad hay por lo menos cerca de 100 palmeras de este fruto.
La producción obtenida en Yucatán se cultiva en sólo unas 700 hectáreas de tierras y zonas costeras, que en la actualidad apenas permiten abastecer la demanda interna.
Una mata de coco produce racimos de ocho o nueve frutos al mes, por lo que es posible obtener hasta 90 mil nueces o cocos al año por hectárea, comentó Esteban Romero, uno de los pequeños productores de coco en Hunucmá.
Sin embargo, en este municipio no se logra el aprovechamiento del aceite y la pulpa para elaborar diversos productos como champús, jaleas, cremas, artesanías, dulces, pasteles y bebidas, sí se comercia el agua del fruto y sus derivados como los dulces regionales, flanes, cremitas y paletas, añadió el agricultor hunucmense.
Según especialistas, los componentes del coco tienen una gran demanda, ya sea como alimento, insumo o materia prima en la industria automotriz y en el sector farmacéutico; además de que es fuente de alimentación por sus propiedades nutritivas.
Romero indicó que, en este municipio, se ha insistido en la necesidad de que dependencias del ramo destinen más recursos de estímulos para la producción de coco en Yucatán, donde hay un gran potencial en cuanto a tierras de cultivo, agua y Sol, por su cercanía con la costa de Sisal.
Esteban Romero informó que cada determinado tiempo, compradores de coco llegan a su parcela, donde bajan de las matas el fruto, cuya agua y meollo comercializan en su totalidad.
Cabe mencionar que el nombre del coco proviene de la era de los descubrimientos, pues los exploradores portugueses que lo llevaron a Europa, por su superficie marrón y peluda, les recordaba a las historias sobre el “coco” que se acostumbraban contar en España y Portugal a los niños pequeños para infundirles miedo.