Para Lourdes Medina Carillo, abogada de la agrupación Indignación, la lucha social que emprendió el pueblo de Homún en contra de la contaminación que ocasiona una granja de cerdos, ha hecho eco en otras comunidades mayas, lo que ha provocado que en otras localidades donde está presente esta industria porcícola se cuestione su presencia.
La abogada indicó que la experiencia que se vive en Homún ha sido transparentada y difundida en medios de comunicación, la cual ha llegado a otras entidades como Quintana Roo y Campeche, que se han dado cuenta que el mal olor y algunas enfermedades son provocadas por estas granjas.
Explicó que como uno de los emblemas de la industria es venderse como una empresa socialmente responsable, antes no había un análisis real de los impactos ambientales que estaban sucediendo y de la correcta regulación de esta producción, hasta que llegó el pueblo maya mencionado para cuestionar la presencia de estas fábricas porcina
“Homún es un pueblo consolidado porque tiene claro cuál es su desarrollo económico, que es el ecoturismo, por lo que el alegato de que la industria va a generar empleos no les hace competencia y menos por el daño que les va a ocasionar. Entonces, a partir de esto, ellos cuestionan y se viene toda la problemática”, mencionó.
La entrevistada comentó, vía telefónica, que, a partir de este punto, otros pueblos empiezan a replicar lo sucedido en Homún. “Se están dando cuenta que las denuncias dentro del pueblo son el mal olor o por las enfermedades que van desarrollando, y porque no les consultaron (sobre la creación de las granjas)”, indicó la abogada.
Medina Carrillo comentó que el eco que provocó el pueblo maya de Homún ha sido interpretado como un “despertar”, ya que estas comunidades se están dando cuenta que es posible que las autoridades les hagan caso. “Muchas veces, ante una industria tan grande y con tanto poder económico y político, se cree que no se puede hacer nada”.
Señaló que lo que pasó en el municipio mencionado es una muestra de que sí pueden ser escuchados si se organizan, y que pueden obtener resultados positivos. Destacó que la clausura de las cuatro granjas porcícolas es parte de un proceso que inició el año pasado, que emprendieron 21 pueblos mayas de la región peninsular.
Señaló que las granjas cerradas en Kinchil, Maxcanú, Opichén y en Mérida son parte de una medida de sanción por las irregularidades que encontraron, pero destacó que lo que ellos pidieron en la denuncia, es que se visualicen los daños ambientales producto de esta industria a nivel regional, debido a que no es un caso aislado.
“Creo que eso es el éxito de lo que está pasando: que se pueda visualizar que ésta es una problemática regional y dar una solución que involucra a los pueblos mayas. Una solución que sea para regularizar, para atenuar todos los impactos que ya ahí están y, por supuesto para no seguir autorizando más granjas”, dijo.
Señaló que esta es la primera acción positiva que realiza la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) luego de cuatro años de lucha social que emprendió Homún ante esta problemática ambiental, pero mencionó que no sólo es una obligación de esta dependencia atender este tipo de situaciones con el medio ambiente.
“En materia ambiental, hay algo que se llama ‘facultad concurrente’. Todas nuestras autoridades en cierta medida o conforme establece la constitución, tienen una obligación para garantizar un medio ambiente sano y así como es obligación del presidente municipal, de los regidores, del gobierno, es de la federación”, mencionó la abogada.
Como informó puntualmente Por Esto!, La Profepa clausuró cuatro granjas, en atención a las denuncias realizadas por organizaciones no gubernamentales y miembros de 21 comunidades mayas de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, ubicadas en Maxcanú, Kinchil, Opichén y Mérida.
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GH