Granjas porcícolas amenazan la biodiversidad de Yucatán, advierten

Las granjas porcícolas que han aumentado en los últimos 10 años en Yucatán, representan un crecimiento económico para la entidad, pero también amenazan el suelo, los cenotes y el agua que dan equilibrio ecológico.

La misma Estrategia para la Conservación y el Uso Sustentable de la Biodiversidad del Estado de Yucatán (Ecusbey), elaborada por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) y el gobierno de Yucatán, a través de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), advierten que las granjas porcinas representan un peligro para la biodiversidad del estado, porque “ejercen presión sobre el manto de agua por la intrusión de aguas negras, debido a la falta de tratamiento”.

El documento, elaborado con la colaboración de más de 100 especialistas, académicos e investigadores de la Península de Yucatán y en el que señalan las acciones que se deben llevar a cabo para conservar la biodiversidad del estado, apunta que la porcicultura es una actividad que deja ganancias económicas de miles de millones de pesos, pero al mismo tiempo es una amenaza latente contra el suelo donde están asentadas, porque contaminan el manto freático y el suelo, dañando con ello otras especies de fauna y flora del estado.

Al respecto, Viridiana Lázaro Lembrino, especialista en agricultura y cambio climático de la asociación Greenpeace, advirtió que estas industrias impulsan o forman parte de un modelo industrializado de alimentos que está afectando negativamente al medio ambiente, sobre todo, por las emisiones de gas efecto invernadero que se producen, además de que “al estar hacinados miles de animales en una superficie tan pequeña y reducida, provoca que sea un caldo de cultivo perfecto para que se puedan crear nuevas enfermedades”.

En entrevista con POR ESTO!, la coautora del informe de Greenpeace, titulado “La carne que consume al planeta”, recordó que en Yucatán hay 20 granjas porcícolas ubicadas en suelo de conservación y 43 en Áreas Naturales Protegidas que representan una amenaza latente contra la biodiversidad.

“Estas granjas producen una gran cantidad de desechos que están contaminando el entorno, sobre todo el manto acuífero, pero también la selva maya que alberga gran cantidad de biodiversidad, incluso especies endémicas tanto en el acuífero como en la selva y que son únicas en esa región y en el mundo”.

Y en esto coincide el documento Ecusbey al exponer que la problemática ambiental vinculada a los procesos urbanos y la producción primaria, se expresa en la geografía con la evidente afectación de la diversidad biológica en las regiones ganaderas y metropolitanas que ocupan un tercio de la Entidad.

De hecho, la estrategia estatal señala que en dos terceras partes del territorio de Yucatán (66%) la contaminación del manto freático está ligada a las granjas porcícolas y al cultivo horto-frutícola. 

En contraste, “40 por ciento del territorio ha mantenido su diversidad de especies gracias al sistema productivo de la milpa o registra vegetación secundaria en diferentes niveles de sucesión como resultado del abandono de la producción del henequén”, revela el documento que integra ejes, objetivos y acciones para conservar el suelo y la biodiversidad de Yucatán.

“Las granjas porcícolas están causando pérdida de biodiversidad porque Yucatán tiene una de las áreas naturales como el acuífero, que es de las más importantes a nivel nacional, porque existen especies únicas que habitan los cenotes como los peces ciegos y otras especies que están en peligro de extinción, debido a las sustancias contaminantes que han llegado a los cuerpos de agua y eso es lo que se quiere evitar”, insistió la especialista en cambio climático de Greenpeace.

Destacó que los cenotes tienen cierta resiliencia, porque es un sistema que está circulando y se está autodepurando constantemente, pero esto tiene un límite y no es eterno, “y si seguimos poniendo presión vamos a tener un daño irreversible y eso es lo que se quiere evitar con las solicitudes que se les hacen a las autoridades para que no permitan que las granjas sigan operando a menos de que cumplan con toda la normatividad y que no contaminen los cenotes ni las selvas, porque eso podría ser muy grave”.

Es por ello que en el Eje cinco de la Ecusbey, específicamente en el punto 5.6 que se centra en la atención de las causas de contaminación terrestre y acuática, se estableció que una de las acciones principales es “fomentar buenas prácticas en el control de desechos de las granjas porcícolas en un corto plazo”.

De lo contrario, estas granjas van a romper el equilibrio que tiene la biodiversidad de Yucatán, por lo que Viridiana Lázaro propone transitar hacia un modelo de la agroecología, porque va a permitir una producción de alimentos más saludables, pero también lograr un equilibrio con la naturaleza.

“Este tipo de producción incluye tomar en cuenta los ciclos de la naturaleza y respetarla y esto es mirar a largo plazo y vamos a tener más beneficios, porque estas granjas que son masivas son de corto plazo, buscan la máxima producción en el mínimo tiempo sin importar que se está deteriorando el ecosistema a ritmos muy acelerados”, alertó tras agregar que el objetivo es transitar hacia un modelo de producción ecológico para que no haya un colapso ambiental.

Sobre este punto, la coordinadora de Estrategias estatales de la Conabio, Andrea Cruz, opinó que se deben buscar formas para dar bienestar animal a los cerdos de esas granjas, así como conciliar en todos los grupos, para que estas fábricas de cerdos cumplan con la normatividad, porque deben estar reguladas, a fin de evitar su crecimiento descontrolado.

“Porque no sólo hablamos de una riqueza natural de especies animales y flora, sino también de una biodiversidad cultural que también incluye a las comunidades mayas”, concluyó la especialista de Greenpeace.

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JG