A pesar de tener un sello de clausura por parte de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la “Granja Gary” continúa operando. Así lo revelaron habitantes de la comisaría de Kanachén, perteneciente a Maxcanú, quienes también comentaron que el criadero de cerdos en realidad le pertenece al municipio de Opichén.
El lugar está ubicado a unos dos kilómetros de Kanachén y, de acuerdo a los entrevistados, el criadero sigue en funciones, aunque dicha dependencia lo haya prohibido. “Vemos los tráileres cuando entran con alimento”, dijo un hombre, quien prefirió no dar su nombre, y confirmó que el mal olor llega al pueblo.
Mencionó que “tienen un papel pegado de clausura” y que unas 10 personas de esta comisaría trabajan en dicho lugar, pero cuando se le preguntó en dónde viven estos trabajadores, el entrevistado respondió: “ya entraron (a trabajar) de nuevos; salen a comer, pero ya entraron”, dijo el sujeto, quien se encontraba con dos personas más.
El entrevistado mencionó que la “Granja Gary” hace caso omiso, a lo que interponen las autoridades federales, como en este caso la Profepa. “Es como un aviso, ¿no?”, agregó el individuo y dijo que el aire cambia con el mal olor de la crianza de cerdos, lo cual es molesto para la población de este municipio.
Uno de los testigos, acompañante de este muchacho, dijo que cuando llueve, la peste es peor y, según el informe de Greenpeace, “La carne que está consumiendo al planeta”, publicado en 2020, además de que no detectó Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), tampoco se consultó e informó a los pobladores para su construcción en 2015.
Greenpeace también reveló los análisis de nutrientes en las muestras de agua del pozo denominado “Noria de Kanachén”, situado a una distancia de 1.7 kilómetros de la “Granja Gary”, donde se observó que la muestra rebasa la Norma Oficial Mexicana (NOM) 001, que establece límites permisibles de nutrientes para la protección de la vida acuática.
“También contraviene la Ley Federal de Derechos (disposiciones aplicables en materia de aguas nacionales) 2016, que indica los valores recomendados para la protección de la vida acuática en lo que se refiere a amonio, nitrato y contribución del nitrato, cuyos límites máximos permisibles no contempla la NOM 001”, se lee en dicho documento.
Greenpeace señaló que, como se rebasan los límites permisibles para la protección de la vida acuática, el hecho debería ser verificado y sancionado por la Profepa, algo que ocurrió el 27 de mayo pasado, cuando la instancia federal publicó en su cuenta de Twitter que, después de una inspección, la “Granja Gary” fue clausurada.
“No tienen” autorización
La Profepa informó que la clausura es porque no tienen autorizaciones en impacto ambiental, tal y como dijo Greenpeace hace un año, también por afectaciones a la biodiversidad, por no presentar los resultados de sus descargas residuales y una inadecuada gestión y manejo de residuos peligrosos.
El Colectivo Indignación celebró la clausura de esta granja y la de otras tres, ubicadas en Mérida, Maxcanú y Kinchil, porque era un primer paso para frenar las afectaciones ambientales que causa.
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GH