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Escrito por Luis Manuel Pech Sánchez
Contrario a lo que se tenía previsto de que continuaría la jornada de vacunación de la población de 40 a 49 años, ayer martes no se desarrolló el proceso de inmunización.
Es importante mencionar que autoridades de Salud y representantes de los servidores de la nación habían anunciado que ayer continuaría la administración de la primera dosis contra el COVID-19, ya que entre 2 mil a 2 mil 200 personas de este rango de edad, sobre todo aquellas que viven en las comisarías tizimileñas aún no habían recibido el activo, sin embargo, el ITT, que fungía como punto de vacunación, no abrió sus puertas.
Landy Arellano Domínguez, directora de Desarrollo Social, Salud y Bienestar compartió que también le habían emitido la citada información, sin embargo los servidores de la nación le avisaron, ya muy tarde por la noche, que por disposiciones del Gobierno Federal, ante la presunta caducidad de la vacuna, se suspendería la administración del inmunológico.
Sin embargo, se estima que pronto reinicie la vacunación de otro rango de edad de la población, porque dentro del ITT aún se encuentra el mobiliario y los toldos que sirven para ejercer el protocolo de vacunación.
El Gobierno del Estado anunció que del miércoles 9 al viernes 11 de junio se vacunará a la población de 40 a 49 años de los municipios de Calotmul y Sucilá, invitándolos a inmunizarse sin temor para proteger su salud, la de sus familias y para combatir esta pandemia.
Asimismo, cada vez son más las personas de la tercera edad que salen a las calles desde muy temprano con la esperanza de que la gente les obsequie unas monedas para continuar subsistiendo.
Gente como Marcelo Ciau y Hermenegilda Martín señalan que resulta injusto que hayan quedado en el olvido después de haber crecido a sus hijos, de haberlos formado y guiado para que puedan ser algo en la vida, pero esta es la triste realidad.
Coincidiendo en que la misma sociedad se olvida de ellos, sin apoyarlos con unas monedas o con alimentos, sin acordarse de que con su trabajo y con su experiencia muchas cosas que hoy tenemos y gozamos fueron fruto de su esfuerzo; estos abuelos fuente de experiencia y sabiduría, tristemente para muchas personas quedan en el olvido.
Puntualizaron que la gran mayoría han sido olvidados por sus hijos o por sus seres queridos, mientras que otros son enviados a pedir caridad por sus mismos familiares utilizándolos como un buen pretexto para hacerse de dinero sin tomar en cuenta la contingencia generada por el COVID-19 exponiéndolos a contagiarse, ya que son la población más vulnerable a este virus, ya que aún no reciben la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus.
Algunos como Pablo Romero Ché, de 75 años de edad, indica que ante la falta de empleo a personas de la tercera edad se ven en la necesidad de recurrir a la caridad de la gente, porque si no lo hace no subsistiría, mencionó que es muy triste observar cómo compra la gente su despensa, mientras que él tiene que pasar penurias con el fin de que obtenga los pesos necesarios para comer, compartiendo que hay días en que padece hambre ya que nadie lo apoya, se ubica en las inmediaciones del mercado municipal y espera que los buenos samaritanos le tiendan la mano.
Otro de los indigentes que compartieron su triste testimonio de vida es Petronilo Rodríguez Núñez, de 66 años, quien después de sufrir un derrame cerebral y un paro cardiaco quedó confinado a una silla de ruedas para poder movilizarse y tras su discapacidad solamente puede recurrir a la caridad para obtener los pesos necesarios para que junto con su esposa puedan alimentarse, a diario se le puede encontrar junto a las escaleras de ingreso a conocida tienda departamental ubicada en la calle 50 por 45 y 47 y también espera que las personas de buen corazón le ayuden a sobrevivir.