Uno de los problemas a los que se enfrentan los habitantes de Susulá, comisaría del Poniente de la capital yucateca, es al mal olor que produce el relleno sanitario que está a escasos kilómetros de distancia, así como la peste que provoca el derrame de lixiviados que caen por el movimiento de los camiones recolectores de basura.
Karla Balam, una joven que ayuda a su mamá con una tienda de abarrotes, comentó que el mal olor se siente por las tardes y se prolonga hasta casi las 20:00 horas, lo cual afecta el otro negocio de su madre, quien, a lado del tendejón, tiene una cocina económica. “Ni porque metamos a los clientes, el mal olor se sigue sintiendo”, puntualizó.
“Cuando pasan los camiones se siente mucho y eso le perjudica a mi mamá que vende comida, ya que a las personas les molesta y los tenemos que pasar adentro, pero de todas maneras se siente, ya que es muy penetrante el olor”, comentó la joven, quien además agregó que el paso de las unidades recolectoras es constante.
La mujer insistió en que otro de los problemas que provoca el relleno sanitario, es la generación de las moscas, algo que se agrava con el paso de las unidades. “Hay veces que no hay moscas, pero no más pasa uno o dos y ya se empiezan a acercar pese a que limpiamos”, declaró Karla Balam.
Por su parte, Paulina Uicab, otra vecina que vive sobre la carretera que conecta a Susulá con la otra comisaría de Chalmuch, coincidió con su vecina al decir que el mal olor se da regularmente por las tardes, quien mencionó que no sólo los vehículos de recolección de basura provocan la peste, sino también las pipas que transportan residuos de sumideros.
Agregó que, aunado a lo anterior, los camiones van tirando los lixiviados que genera la basura, lo que se impregna en la carpeta asfáltica y eso, a su juicio, hace que el mal olor se prolongue por más tiempo, al igual que cuando basureros se detienen a comprar en la tienda de Karla.
“Si están llevando eso (la basura) no deben parar porque cuando se cae, se impregna el olor y deberían de parar cuando ya estén vacíos, ya que deben entender que lo que llevan apesta y no solo eso, a veces se les cae bolsas de basura que también apestan”, indicó Paulina, quien además reconoció que este olor desagradable de los desechos se siente hasta en el parque principal del poblado.
La entrevistada también dijo que este olor se intensifica con las lluvias. “No es de hace uno o dos años, sino de unos 10 años atrás. Cuando llueve y se empieza a secar es cuando se siente más. Las moscas que produce es otro problema, porque no tienes la libertad de comer afuera de tu casa”, mencionó la entrevistada.
La mujer afirmó que, debido a la presencia de estos insectos voladores, se ha enterado que varias personas del rumbo se han enfermado de diarreas y otros problemas estomacales, sobre todo aquellas que deben cocinar al aire libre, debido a que no cuentan con un espacio cerrado para la preparación de sus alimentos de forma higiénica.
Pese al mal olor, Paulina Uicab mencionó que mucha gente ya está acostumbrada, pero ella cree que, aunque la gente no se manifieste, las autoridades deberían analizar el cambio del relleno sanitario, sobre todo porque esa zona está teniendo un crecimiento urbano considerable, sobre todo por el megapolígono que es Ciudad Caucel.
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GH