La jornada dominical de este fin de semana se vivió nuevamente con los accesos del malecón cerrados y con una vigilancia permanente en la zona, debido a algunos bañistas que intentaron invadir la playa. Por su parte, trabajadores de la zona volvieron a ver una asistencia por debajo de los mil paseantes a lo largo del día, contrario a ello, puertos aledaños como Chelem, Chuburná y Chicxulub tuvieron una entrada en conjunto que superó los cuatro mil bañistas.
Desde el viernes, el trío de comunidades con playa empezó a recibir a vacacionistas temporales para ocupar las casas veraniegas a lo largo de la costa y pasar el fin de semana.
Lo anterior propició una mayor movilidad vehicular en las carreteras que rodean al puerto y generó que la Policía Estatal y Municipal coordinara esfuerzos en el municipio. El tránsito sólo se vio aminorado con los retenes colocados en la entrada del puerto y en las afueras de la comisaría de Chelem, por las restricciones impuestas por la Secretaría de Salud.
Para el mediodía de ayer, la llegada de viajeros a Progreso fue en ascenso; sin embargo, muchos de ellos, que desconocían las restricciones impuestas, los dejaron con las ganas de disfrutar del mar y la gastronomía local.
Se resaltó que desde el sábado varios invasores comenzaron a saltar las vallas protectoras y se metían al mar, sin mayor complicación, aunque fueron desalojados horas después. Lo mencionado provocó que se colocaran elementos de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito en áreas estratégicas para expulsar a quienes pretendían entrar a la zona prohibida.
“Es una lástima que suceda esto, espero ya termine el verano porque hay urgencia de trabajar en fines de semana y también desesperación de la gente, esto que está pasando es una especie de manifestación a tanta abstinencia que ha provocado la pandemia”, indicó la comerciante ambulante María Kituc.
Al final del día, los trabajadores del malecón se quedaron con ganas de trabajar, ya que atendieron a menos de mil 500 personas a lo largo de todo el domingo, cuando en fines de semana pasados, esta cifra apenas constituía un 20 por ciento del total de afluencia que se recibía.
El panorama en Chelem, Chuburná y Chicxulub fue totalmente opuesto pues la gente recorría tanto sus espacios públicos como sus playas, donde había nula presencia de policías y no se respetó la sana distancia entre los visitantes.
Los módulos de atención para cuidar que se mantuvieran los estándares que expide la Secretaría de Salud se mostraron ocupados en menos del 70 por ciento, aún con la creciente demanda de las familias de turistas.
“No me puedo quejar, todo el año ha habido un movimiento mayor al del año pasado y ahora estamos teniendo un repunte que nos ha permitido, gracias a Dios, seguir con el negocio de pie”, expresó Felipe Pech González empleado de un restaurante de la localidad, el cual lleva una trayectoria de 40 años ininterrumpidos en el puerto de Chelem.
El restaurantero también externó que la preferencia en este tipo de establecimientos locales, que no forman parte de alguna franquicia, sigue siendo parte de la elección del cliente por conservar ese mismo ambiente tradicional de un puerto yucateco.
“Mantenemos estándares aún con la pandemia, ese sazón que mucha gente añora no lo encuentran en restaurantes de mayor dimensión y vienen a buscar un buen pescado frito que sea barato y con buen sazón. En nuestro caso, sabemos de la economía y al cliente le otorgamos excelentes platillos por menos de 200 pesos, esa es una estrategia que nos ha permitido seguir de pie”, agregó.
En la playa de estos sitios se llevaron a cabo actividades que se llevaron al turismo del puerto a las comisarías aledañas, pues incluso tours completos de visitantes llegaron desde varias partes del país a instalarse.
“Nos dio un poquito de temor venir aquí, pero notamos en nuestro recorrido que si nos mantenemos en grupo y alejados del tumulto, sin problema podemos cuidarnos. Claro que nos preocupa esto del coronavirus, pero también necesitamos como familia pasar ratos frente al mar, contamos con las vacunas y nos sentimos seguros”, comentó Alicia Mendicuti, quien llegó a Chelem desde la ciudad de Mérida con siete integrantes de su círculo familiar.
La actividad concluyó con la instalación de retenes de alcoholímetro en Chelem y en la salida de Progreso. Visitantes expresaron que lo único que aminoró una agradable estancia en el puerto fue el tráfico vehicular que fue atendido por los agentes en turno.
