Preocupados por el futuro del agua de la comunidad, representantes legales de 60 niños de Sitilpech, comisaría de Izamal, interpusieron una demanda de amparo en contra de una granja de cerdos que está vinculada a Grupo Porcícola Mexicano, conocido como Kekén, la cual está trabajando en la ampliación del lugar para poder albergar un total de 48 mil marranos.
Junto con 70 adultos, los representantes legales de estos infantes emprendieron una acción legal por la violación a sus derechos ambientales, al agua y libre autodeterminación como pueblo maya, tal y como lo realizaron seis niños de Homún en septiembre de 2018, quienes lograron la suspensión de las operaciones de una megragranja de 49 mil cerdos.
Noticia destacada
Granjas porcícolas afectan la producción de miel en Yucatán, denuncian apicultores
La posibilidad de que un Juzgado Federal otorgue la suspensión definitiva en contra de esta granja porcícola, de nombre, “Kancabchén II”, la cual alberga 24 mil marranos en seis naves, ha colocado a Sitilpech en la puerta de ser la segunda comunidad maya en poder lograr una interrupción en el estado, después de Homún que lo logró.
Será en agosto próximo cuando se realice la audiencia incidental y allá se verá si se da o no la suspensión definitiva de esta granja de cerdos, que en la actualidad cuenta con seis naves y 24 mil cerdos, pero de concretarse la ampliación con el mismo número de naves, el total de marranos en este lugar se duplicará, por lo que la afectación puede ser mayor.
Sobre el tema, Mario Pech Moo, líder de los habitantes que interpusieron la demanda de amparo, indicó que el criadero comenzó operaciones en 2017, luego de la compra de 500 hectáreas de terreno, fecha desde la cual ha causado afectaciones a los habitantes de este pueblo, sobre todo porque tienen la preocupación de la contaminación del agua.
Indicó que él y el resto de los demandantes están salvando el agua para que no sea contaminada y lejos de hacer política como muchos piensan, lo único que desean es el bienestar del pueblo, siendo ese el principal motivo de su lucha, sobre todo que el líquido del subsuelo lo utilizan para sus actividades diarias, además de que muchos lo ingieren.
“Como es un pueblo marginado, la mayoría utilizamos el agua potable para cocinar los frijoles, porque es complicado comprar un garrafón de 20 litros. Mis suegros así lo hacen, de la llave agarran el agua y hacen caldo de pollo. Si no se potabiliza el agua y lo estamos tomando, debemos cerrar la granja. No queremos a Kekén acá”, mencionó el hombre.
Victoria Pech Moo, vecina de Sitilpech que está en contra del criadero, comentó que la preocupación de los demandantes, es la niñez de la comunidad porque “en la primaria no cuentan con agua limpia para tomar y los niños, cuando se les gaste el agua que llevan, van y toman el agua de la llave y sino está bien tratado, ¿qué es lo que va a pasar?”.
Sostuvo que no sólo el agua se verá afectada por la futura contaminación del agua, ya que la siembra de maíz, pepino, calabaza y sandía se verá afectada, así como la ganadería y la apicultura. “¿Qué pasa con las abejas, con el cultivo, con la tierra y principalmente con el agua y la salud de las personas?”, comentó la entrevistada en el parque principal.
Agregó que no es justo que personas de otros estados lleguen a contaminar, rompan con la tranquilidad de la población y se enriquezcan a cuesta de ellos sin haberles consultado si deseaban o no la construcción de la granja, así como su actual ampliación. “Se pasó por alto la opinión de toda la gente, nuestro derecho que tenemos”, mencionó la entrevistada.
Nadie los consultó
Pech Moo dijo que a ningún habitante de esta comisaría se le preguntó hace cuatro años si estaba de acuerdo o no con la construcción de una granja de cerdos y muchos menos ahora que se están construyendo otras seis naves para albergar a otros 24 mil animales y así cumplir con el objetivo del criadero que es tener 48 mil cochinos para engorda.
Indicó que la granja porcícola sólo ha perjudicado al pueblo de Sitilpech, por la contaminación del aire, además de que sólo seis personas, de un total de mil 500 habitantes trabajan en este lugar. “La mierda de cerdo contiene ácido sulfúrico, amoníaco, y otros componentes químicos que matan los glóbulos rojos”, dijo.
Por su parte, Gaspar Pech Ortega, vecino que formó parte de ese grupo de 130 personas que demandaron, indicó que el apeste se siente sobre todo en las noches, pero cuando llueve, tal y como ha ocurrido en los últimos días, el mal olor se siente más, lo que los impide dormir o les incómoda para realizar otras actividades diarias como es comer.
“Nunca hubo una consulta para decirnos que va a haber una ampliación y que nos digan cuáles serían los beneficios para el pueblo. ¿Qué beneficios traerá? Ninguno, más que la contaminación”, comentó el entrevistado, quien además recalcó que la granja de cerdos no da trabajo porque está industrializado, ya que por nave trabaja sólo una persona.
Sostuvo que los sueldos de los empleados son miserables, debido a que cobran mil 200 pesos a la semana y criticó que, aunque actualmente está dando trabajos provisionales para más de 20 albañiles, la mayoría de ellos son menores de edad. “Puro chavito están metiendo como albañiles, chamacos que no tienen 18 años están trabajando”, dijo.
“Lo que nosotros queremos que se clausure, que ya no haya cerdos, porque lamentablemente nos perjudica demasiado. Tenemos ese miedo de que, si el agua de pozo no está bien tratada, puede que nos enferme porque se va a contaminar, va a enfermar a niños, (personas de la) tercera edad, embarazadas y en todo en general”, indicó.
Si deben protestar, lo harán
Josefina Pérez, quien es vecina del pueblo y afectada, comentó que realizarán manifestaciones en contra de la granja de cerdos. “Hay que hacerlo, porque al final de cuentas, todos salimos perjudicamos, pero somos pocos los que apoyamos esta lucha”, indicó la entrevistada en referencia de que no cuentan con el apoyo del comisario.
Firme con su idea de que la granja de cerdos debe cerrar, la mujer dijo que si se debe bloquear la calle lo realizarán por el bienestar del pueblo porque a todos perjudica, ya que el agua está a 12 metros de profundidad y, por el tipo de suelo kárstico del estado, las aguas negras de las excretas y orinas se va a filtrar al acuífero, donde obtienen el agua.
En ese sentido, Mario Pech Moo comentó que la granja de cerdos no cuenta con biodigestor, sólo tiene un tanque donde almacena las excretas y orinas de los cerdos, residuos que son arrojados al monte a través de aspersores de riego, cuya agua sale de color “chocolate” y con un olor penetrante a orina de cerdos, que termina en el subsuelo.
La carne se va a Japón
Respecto al modelo de operación, Ariel Ortega, vecino inconforme, comentó que tienen conocimiento de que cada tres o cuatro meses los cerdos salen de la granja ya engordados por camiones con el logotipo de Kekén, lo que provoca mal olor, así como el deterioro de las calles por el constante paso de las unidades que transportan a los cochinos.
“Acá los traen pequeñitos y se los llevan ya gordos”, mencionó el hombre, quien dijo que el criadero está seleccionado para engorda de los cochinos, cuya carne se exporta a Japón, debido a que los animales tienen un peso de 140 kilogramos. “He conversado con gente que trabaja en la granja y me dicen que todo lo que produce Sitilpech, se va a Japón”.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información
Pech Moo comentó que al año la granja extrae seis mil millones de litros al año del acuífero para bañar a los cerdos, agua que termina contaminándose con mierda y orina de los animales, pero debido a esa succión del vital líquido, ha provocado escasez en una cierta parte de la población. “No es justo que los cochinos desperdicien el agua”, dijo.
GH