Yucatán cuenta con más de 100 mil hectáreas de manglares, de las cuales aproximadamente el 20 por ciento han sido impactadas por acciones del ser humano, como la contaminación, el cambio de uso de suelo y la construcción de carreteras.
En entrevista con POR ESTO!, el investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Jorge Herrera Silveira, explicó que los manglares corresponden a un tipo de ecosistema húmedo, que se encuentran en las costas del trópico y subtrópico, propiciados por los ambientes cálidos.
Al estar conformados por árboles resistentes a los altos niveles de sal, inundaciones y sedimentos que se encuentran en las zonas intermareales, estos “bosques” costeros son de suma importancia por su función para revertir los efectos del cambio climático, la erosión de playas y el aumento al nivel del mar, además de ser el hogar de distintas especies de peces, crustáceos y aves endémicas o migratorias.
El investigador expuso que según datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el Estado cuenta con 97 mil hectáreas de manglar conservado, de las más de 100 mil hectáreas con las que contaba el territorio yucateco.
En ese sentido, Herrera Silveira reveló que el cambio de uso de suelo para construir viviendas o comercios, carreteras y puertos de altura, así como los tiraderos ilegales de residuos sólidos a cielo abierto, han impactado de forma negativa entre 15 y 20 mil hectáreas de las llamadas ciénegas o rías, representando un daño en hasta el 20 por ciento del área total.
Indicó que existen ejemplos visibles de tal afectación, sobre todo en las áreas aledañas a las carreteras que dirigen de Progreso a Telchac o de Progreso a Yucalpetén, donde a pesar de los pasos de agua, las vialidades han creado una división que impide el flujo superficial, privando de nutrientes a la flora conocida como mangle.
“Se dice que han sido impactados cuando ya no tienen árboles, ya no están cumpliendo las funciones y ya no proveen los servicios ambientales que deberían”, expresó el investigador del Cinvestav.
Agregó que la situación de degradación es similar en las zonas cercanas a los puertos de abrigo como el de Yucalpetén y Chuburná, donde las desembocaduras crearon una conexión entre el mar y el humedal, propiciando un excedente de salinización en el agua.
El doctor Herrera Silveira dijo que las prácticas de degradación también causan un impacto a las comunidades aledañas, como los estragos ocurridos recientemente en el fraccionamiento Ciénega 2000 de Puerto Progreso, donde la obstaculización de la carretera al flujo de agua provocó inundaciones, que dejaron cuantiosos daños materiales en decenas de viviendas.
Ante estas problemáticas, el investigador dijo que desde hace más de 15 años el Cinvestav trabaja en distintos proyectos de restauración de manglares, con el objetivo de revertir el impacto que la infraestructura carretera y marítima ha causado en Celestún, Sisal, Chuburná, Yucalpetén, Progreso y Dzilam de Bravo.
Es así como el pasado 16 de julio dio inicio el proyecto Restauración Ecológica de Manglares de Yucatán, Región Dzilam de Bravo, que promueven Pronatura Península de Yucatán A.C. (PPY), el Cinvestav y la agrupación “Los Restauradores de Dzilam de Bravo”, el cual tiene como objetivo la restauración de más de 200 hectáreas en dos años.
Para lograr esta meta, el investigador reveló que recibirán 4 millones de pesos a través del Programa de Compensación Ambiental por Cambio de Uso de Suelo en Terrenos Forestales 2021 - 2022, de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Especificó que la labor consiste en levantar un diagnóstico sobre las causas de muerte del manglar, conocido como “ecología forense”, para después desarrollar, componer y ejecutar las acciones como rehabilitación hidrológica, modificaciones topográficas y reforestación, “que van a mejorar las condiciones para que el manglar se regenere”.
En estas acciones, el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), solamente interviene como la autoridad que proporciona las autorizaciones y no inconveniencias de los trabajos que se realizan en estas zonas protegidas desde 2010 por la Norma Oficial Mexicana 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
A la problemática causada por la infraestructura carretera, también se suma la contaminación que han provocado los basureros a cielo abierto ilegales, que con la ayuda del viento llenan de plástico de un solo uso a estos ecosistemas, agregó el presidente de la asociación civil Ríos Limpios, Eduardo Negrete Cué.
Lamentó que la falta de recursos económicos destinados a la regeneración de manglares limite el resarcimiento de los daños causados, situación que pone en grave riesgo al “cunero” de muchas especies en la región.
“Si tú te pones a pensar en la importancia del manglar, en una Península de Yucatán que tiene más de 300 kilómetros de costa soportados por manglar, creo que es de importancia vital, porque así lo deberíamos de ver y así lo entendemos nosotros en Ríos Limpios”, subrayó.
En este sentido, recordó que en conjunto con la SDS han realizado labores de limpieza en distintas playas y manglares de la costa norte de Yucatán, de donde han retirado toneladas de basura.
Asimismo, mencionó que dicha dependencia estatal cuenta con un Programa de Saneamientos de Playas y Manglares, que a pesar de la pandemia de COVID-19, en 2020 logró recolectar un total de 15 mil 190 kilogramos de residuos sólidos urbanos, los cuales se encontraban dispuestos de manera inadecuada.
Dicho programa pretende llevar a cabo acciones de limpieza los días 7 y 28 de agosto; 11 y 25 de septiembre; 9 y 16 de octubre; 6, 20 y 21 de noviembre; y 4 y 11 de diciembre, en sitios como Chicxulub, Chabihau, El Palmar, Chuburná, Río Lagartos y San Felipe.
Negrete Cué llamó a la sociedad en general, a la iniciativa privada y a las autoridades gubernamentales a trabajar en conjunto para conseguir los recursos necesarios para la restauración de este ecosistema.
“Porque aunque Ríos Limpios quiera hacerlo, aunque el Cinvestav tenga ya la forma de hacerlo y aunque la SDS ya lo traiga, volvemos a lo mismo, se requiere el apoyo económico de la iniciativa pública y privada para poder restaurarlo”, agregó.
En ese tenor, el doctor Herrera Silveira resaltó la importancia de integrar a la sociedad en el rescate al manglar, ya que con estos proyectos también se restaura la sociedad, que adopta a estos ecosistemas e incluso encuentra la manera de aprovecharlos, como sucede en El Corchito, El Cuyo, Celestún y Sisal.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información
“Creo que los proyectos de restauración no solamente restauran ecosistemas, sino también restauran la percepción de la sociedad. Ahora los protegen, los cuidan, platican con sus familiares o con las personas cercanas a ellos, sobre las consecuencias de depredar y cortar el manglar, así como lo importantes que son para ellos mismos”, concluyó el investigador.
GH