La lucha contra los megaproyectos, como las granjas porcícolas y el Tren Maya, no es solamente por la tierra, sino en un sentido amplio por el territorio, “porque no se trata solamente de los recursos naturales, sino las prácticas culturales, la lengua, las fiestas, el sistema de salud propio, de aprendizaje, y todos los elementos que comparte la población originaria de la Península de Yucatán”, señaló Pedro Uc Be, representante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya “Múuch Xíinbal”.
Durante la charla “El territorio maya en riesgo ante el embate del desarrollismo”, en el marco del coloquio estudiantil “Conflictos socioambientales y megaproyectos en la Península de Yucatán”, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), señaló que defienden a su territorio, ya que para ellos la Península “es una nación” en el que comparten más que un espacio geográfico.
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“Defendemos el territorio, más que la tierra, porque la Península es una nación, un grupo cultural en el que compartimos todo lo que sociológicamente se define como una nación: lengua, celebraciones, fiestas, sistema de salud, de educación, de aprendizaje, de producción y está todo en este cuerpo cultural, el espacio físico y temporal, un espacio geográfico que compartimos”, apuntó.
En ese sentido, indicó que en “Múuch Xíinbal hay diferentes aspectos que son importantes preservar, como la alimentación que está basada en la milpa.
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“Pero el Tren Maya no va entender eso y Fonatur (el Fondo Nacional de Fomento al Turismo) menos. (También) los que cobran por corromper esos espacios tampoco lo entienden y por eso están dispuestos a acabar con nuestra cultura”, expuso el activista.
Como ejemplo de los proyectos que amenazan el territorio de los grupos mayas, mencionó, está el caso de las megagranjas porcícolas que, basado en datos de Greenpeace y otras agrupaciones, son por los menos 250 las que se encuentran en la región, las cuales no cuentan con estudios de Manifiesto de Impacto Ambiental.
Por lo anterior, Pedro Uc señaló que es importante mirar la Península como un espacio donde todavía hay elementos originarios y valiosos, no de una forma romántica, sino desde una visión de lo que los académicos llaman interculturalidad.
Otro de los factores a preservar, indicó, es la tranquilidad de las comunidades y que no se tiñan de violencia como sucede en Cancún.
“Lo que está en riesgo para nosotros es esa manera de entender, de mirar, de oír, sentir y explicar nuestro entorno. A nosotros nos importa, porque tiene que ver con nuestra vida. Nos duele mucho que las políticas de los megaproyectos estén cancunizando la Península de Yucatán”, manifestó el representante de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya “Múuch Xíinbal”.
Además, indicó, es defender los derechos de los pueblos originarios, ya que, en su opinión, no se respeta lo consagrado en el Artículo 2 de la Constitución del país ni el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Esto, las empresas y el gobierno, no lo han respetado y prevalecen los intereses económicos de grupo y mienten cuando dicen que van a generar un montón de empleos. A dos años del Tren Maya, las comunidades siguen siendo pobres y se ha incrementado la pobreza”, puntualizó
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GH