La duración promedio de la lactancia materna en Yucatán ronda en los 10.4 meses, lo cual coloca a Yucatán entre las primeras 10 entidades del país donde las mujeres prolongan más el periodo para amamantar a sus hijos recién nacidos, indicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Sin embargo, en ningún estado se mantiene la lactancia materna durante dos años, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir muertes y enfermedades de los niños, ya que la duración más alta la tiene Oaxaca, donde las mujeres amamantan en promedio a sus hijos durante 14 meses.
A pesar de que la OMS insiste en que lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños, sólo 40 por ciento de los infantes menores de seis meses en el mundo recibe leche materna como alimentación exclusiva.
Pero la situación se agrava en México, pues la lactancia materna exclusiva en menores de seis meses bajó entre el 2006 y el 2012, pasando de 22.3 a 14.5 por ciento en el lapso de seis años, siendo más dramático en el medio rural, donde descendió a la mitad, pasando de 36.9 a 18.5 por ciento, según las Encuestas de Nutrición y Salud de 2006 y 2012.
Los datos más recientes del INEGI muestran que en Yucatán las mamás dan en promedio leche materna a sus hijos durante los primeros 10 meses de vida, por lo que se ubica entre las entidades donde prolongan más esta práctica.
Además, en el estado, el 91.1 por ciento de los recién nacidos fue amamantado por su mamá por lo menos una vez, lo cual revela que las mujeres yucatecas tratan de mantener esta práctica, pero por diversas razones terminan abandonándola.
Uno de los motivos por los que en algunos municipios dejan de amamantar a sus bebés son las creencias erróneas que les transmiten sus propios familiares.
Tal es el caso de algunas colonias ubicadas en la periferia de Tizimín, donde un estudio de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) detectó que mamás adolescentes lactaron por un periodo de seis meses. Sin embargo, algunas abandonaron esta práctica porque las abuelas, mamás o suegras les dijeron que después de ese periodo “el bebé que sigue lactando succiona sangre en vez de leche, situación que puede hacer que a la madre se le desgasten los huesos”, expusieron académicos de la Facultad de Enfermería de la UADY en el estudio “Lactancia a temprana edad: experiencias de madres adolescentes mayas en Yucatán”, dado a conocer en febrero de 2021.
No obstante, algunas mamás señalaron que continuaron con la lactancia hasta que sus hijos cumplieron dos años de edad, porque “disfrutaban dar chuchú a sus hijos”, aunque otras mamás comentaron que dejaron de lactar porque los bebés lloraban mucho debido a que no saciaban su hambre, mientras que otras abandonaron esta práctica por lesiones físicas como agrietamiento de pezones.
En este trabajo de campo, los académicos detectaron que “todas las madres adolescentes minimizaban sus conocimientos y saberes sobre la lactancia materna y expresaron que no se sentían con la experiencia necesaria para amamantar a sus hijos. La mayoría mencionó que desconoce los nutrientes específicos que contiene la leche materna; sin embargo, todas la consideran un alimento natural con muchos beneficios para el bebé y la madre”.
Entre los beneficios para el bebé, las mamás adolescentes destacaron que contiene un tipo de defensas que favorece el crecimiento y desarrollo de los dientes, músculos, huesos y cerebro, mientras que los beneficios para ellas de amamantar es que les funciona para bajar de peso y prevenir el cáncer de mama.
El trabajo realizado por los profesores de la UADY señala que las familias yucatecas acostumbran acompañar y apoyar a las mujeres que tuvieron un parto y la mayoría de las adolescentes siguen los consejos de las familiares porque confían y respetan los saberes de las personas mayores.
“Para tener una mayor producción de leche les daban de tomar atoles de maicena caliente y abundantes líquidos, también se fomenta el uso de hierbas para tal fin, como es la infusión de hojas de naranja agria para lavarse los senos”, detalla el documento académico. Otra de las costumbres después del parto es que la mujer no se exponga al aire fresco porque podría causar que el seno deje de producir leche y también se evitan alimentos fríos, condimentados o enlatados, ya que pueden causar flatulencias y cólicos a los bebés.
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De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la leche materna puede aportar más de la mitad de las necesidades energéticas del niño entre los 6 y 12 meses y un tercio entre los 12 y 14 meses, además de que reduce la muerte por malnutrición y a largo plazo, los niños y adolescentes que fueron amamantados tienen menos probabilidades de padecer enfermedades coronarias y obesidad.
GH