Víctor Manuel Can Cocom, originario de Tekax, Yucatán, regresó ayer de Guadalajara, Jalisco, ciudad a la que viajó motivado por unos amigos que lo invitaron a trabajar como cocinero en un restaurante, con la promesa de que ganaría más que en Mérida.
El joven de 21 años dijo que antes trabajaba como pescador en Progreso y le iba muy bien, pero y como la mayor parte de los adolescentes se dejó llevar por sus amigos que lo convencieron a cambiar de oficio y fue como hace dos o tres años comenzó a trabajar como ayudante de cocinero, en Mérida.
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Manifestó que a principios de julio, sus compañeros le platicaron que en Guadalajara hay mucha demanda de cocineros y que los sueldos eran mejores y de nueva cuenta creyó en ellos, al grado de decirle a su mamá que se iba a trabajar de pescador en la costa jalisciense.
Lamentablemente, al llegar a ese estado, comprobó que efectivamente hay oferta de trabajo, pero los sueldos son inferiores comparado con lo que ganaba en Mérida, además de que son jornadas de 10 a 12 horas diarias, por lo que sólo aguantó una semana y renunció.
Can Cocom salió de la sala B muy tranquilo y jamás se imaginó que su mamá lo estuviera esperando y fue otra de las sorpresas que se llevó al retornar a su terruño, a quién después de darle un fuerte abrazo, le dijo que tal como se lo advirtió, sólo gastó sus pocos ahorros, pero una vez más entendió que de los errores que uno comete se aprende para no tropezar con la misma piedra.
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CI