La producción de vivienda en Mérida superó la demanda de las personas que quieren vivir en la ciudad, causando un crecimiento desmedido de la mancha urbana en los últimos años, impulsado por la industria inmobiliaria, señaló la doctora en arquitectura, María Elena Torres Pérez.
Como informamos anteriormente, el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (Canadevi), Eduardo Ancona Cámara, mencionó que la zona habitacional conocida como Ciudad Caucel se quedó sin espacio para poder seguir construyendo y el fraccionamiento Las Américas está a punto de sufrir lo mismo.
En ese sentido, la docente de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) comentó que estos argumentos solo buscan hacerse de más reservas territoriales para construir más viviendas, ya que la materia prima para los productos que ofrecen este tipo de empresarios es la tierra.
“No es que haga falta suelo, hay sobreoferta de vivienda. Si vemos nosotros la ciudad como un negocio para hacer casas, pero no cuidamos la calidad o el diseño de lo que se construye, mientras pensamos en sacarle el máximo provecho, ganancia y plusvalía al suelo, entonces estamos generando un diseño que no abona a la calidad y a la habitabilidad de la ciudad”, comentó la autora del estudio Evaluación de la vivienda construida en serie con el habitante, en entrevista con POR ESTO!.
Torres Pérez indicó que a esto se suma que una gran cantidad de viviendas se encuentran desocupadas, que aún no son compradas, ya sea porque los créditos están vencidos o simplemente los propietarios no las habitan, o quizá porque “la demanda de vivienda no es tan grande como la oferta que se le está dando”.
Otra problemática en torno al crecimiento de casas, es que los empresarios desarrolladores se enfocan en seguir construyendo casas en gran cantidad, lo que ha provocado una reducción en la calidad de las viviendas.
“Ante nuestros ojos está bajando la calidad urbana, así como de las áreas habitacionales. Luego nos preguntamos ¿por qué está pasando? Pero junto a esto, hay un interés de los desarrolladores de vivienda por seguir teniendo suelo y continuar construyendo, porque de eso viven, es su negocio”, añadió.
Sobre lo anterior, aclaró que no solo se refiere a los materiales de la construcción y los daños estructurales que cientos de habitantes denuncian sobre las casas que adquieren a crédito, sino también en la reducción de los terrenos, medidas de vialidades e infraestructura adicional, como las banquetas, camellones y las áreas verdes.
“Cuando usted produce algo que le interesa vender, cuida su calidad, hace pruebas, mejoras, porque en el momento que ese producto se deje de comprar, usted pierde. Pero eso no sucede con la vivienda, que es cada vez de menor calidad y se construye en más cantidad”, comentó.
En ese tenor, la doctora en arquitectura señaló que, además de la expansión de las planchas de concreto, la preocupación de la ciudadanía y sus gobernantes debería ser dirigida a regular la cantidad y calidad de vivienda que se construye en la capital yucateca y sus alrededores.
“El diagnóstico del problema está muy claro, nadie asume la solución. Y cuando alguien la plantea, como significa invertir, dejar de ganar en determinados porcentajes, implica entonces conflicto”, subrayó.
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JG