A tan solo 15 días de finalizar la temporada de mero del ciclo 2021-2022, la Cámara Nacional de las Industrias Pesquera y Acuícola en el Estado (Canainpesca) contabilizó que la producción de captura de esta especie llegó a las 4 mil toneladas; sin embargo, esperan que durante estas últimas dos semanas, aproximadamente unas mil embarcaciones de navegación menor y mayor aporten por lo menos 500 toneladas en conjunto.
Dicho dato fue sostenido por Víctor Zacarías Solís, representante de la Canainpesca, quien también confirmó que, pese a que este año el tonelaje es menor al del 2020-2021, la remuneración económica no impactó al sector pesquero gracias a otros tipos de pesca como fue el caso del molusco.
“Si el tiempo permite la salida de embarcaciones menores y otros factores, podemos terminar este lapso de captura rayando las 5 mil toneladas. Los números casi idénticos a los del año (2020-2021) pasado no reflejan un problema mayor, pues la mayoría de embarcaciones se dedicaron totalmente al pulpo, fue una locura, pues un censo de más de 4 mil pescadores estuvo concentrado ahí”, indicó.
Con base a números de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), el 2021 pasado se concluyó esta etapa con una producción de 5 mil 551.90 toneladas en peso vivo y valor de 335.74 millones de pesos, superando al Estado vecino de Quintana Roo que reportó 247.97 toneladas en peso vivo y 25.40 millones de pesos.
“Si checamos a detalle los números que tenemos, puedo calificar la temporada como redituable. En otros años al no haber pulpo rojo en los mares que rodean al Estado, las embarcaciones comienzan a mirar las especies de escama, este año no pasó ese ciclo y aun así estamos manteniendo el tonelaje habitual de lo que se genera con el mero, ahí radica el impacto positivo”, agregó.
En cuanto a los precios, estos se mantienen en 220 pesos para el mero rojo (Epinephelus morio) y 260 pesos para el tipo negrillo (Microperca bonacci). Ambas especies se han vuelto dentro del puerto y sus comisarías los favoritos para comercializarse con el turismo y en los hogares porteños, pues sus características los clasifican como pescados semigrasos, es decir, que aportan solo seis gramos de grasa por cada 100 gramos de porción comestible, esto aparte de que contienen proteínas y vitaminas del grupo B como B2, B3, B6, B9 y B12, magnesio, fósforo y potasio.
Para el titular de Canaipesca a nivel estatal, uno de los factores de riesgo para esta especie, ahora será la pesca furtiva, problema que aqueja a los 5 mil pescadores yucatecos y 3 mil foráneos contemplados en el padrón oficial. Sin embargo, desde la finalización de la temporada de cefalópodo, entre permisionarios, empresarios del sector y autoridades de los tres niveles de Gobierno, se han llevado a cabo mesas de trabajo a fin de evitar dicha práctica que acaba con la etapa de reproducción de las especies marinas aptas para su captura y consumo.
“Necesitamos centrarnos en su desarrollo y reproducción, esperando que se mantenga la talla del mero, esperando superar lo que se conseguirá en números de captura y ámbito económico para el primero de febrero que empieza la veda”, manifestó Víctor Zacarías Solís.
Dejando a un lado los problemas mencionados, mismos que según el entrevistado pueden ser controlados mediante trabajo coordinado entre pescadores yucatecos y autoridades, solo queda pendiente esperar el avance de la pandemia, pues si esta desemboca un confinamiento masivo, podría otorgarse el fenómeno que ocurrió en el 2020, cuando se cerraron vías comerciales nacionales e internacionales, condenando a esta actividad a su peor año desde el huracán Isidoro en el lejano 2001.
Por su parte, solo en este momento hay alrededor de 10 flotas con conjuntos de barcos que superarían las 100 unidades en busca de regresar en los últimos días del mes. Las capturas por barco de navegación mayor se aseguran que constan de 100 a 300 kilos de mero.
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CC