Puntual a su cita y a pesar de las nubes, la tarde de ayer unos 30 turistas atestiguaron el fenómeno arqueoastronómico del descenso de Kukulcán en la alfarda poniente de la Pirámide de Mayapán, la última capital maya.
Para celebrar el inicio del invierno, Tiburcio Can May protagonizó una ceremonia con motivo al solsticio de invierno, previa al inicio del descenso de la Serpiente Emplumada, en la que varios de los asistentes participaron.
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Cerca de las 14:00 horas, arde, las nubes impedían el paso del Sol, pero, poco después de las 15:00 horas, cuando Can May empezó nuevamente a cantar en maya, y a silbar, el cielo se despejó por más de media hora. En varias ocasiones, se nubló, pero el héroe deificado lograba vencer y se plasmaba en el edificio precolombino, para que los recién llegados al sitio también constataran el conocimiento de los sacerdotes-astrónomos mayas.
De acuerdo con el astrónomo yucateco Eddie Ariel Salazar Gamboa, el solsticio de invierno ocurrió ayer, a las 16:47 horas y, al menos para la Península de Yucatán, fue la noche más larga y el día más corto del año. El Sol salió a las 6:30 horas y se ocultó a las 17:22 horas, por lo que el día fue de 10 horas y 52 minutos, mientras que la noche duró 13 horas con ocho minutos.
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La Serpiente Emplumada reptó por la balaustrada Poniente al formar ocho triángulos de luz, la cual fue filtrada a través de los basamentos del costado norte de La Pirámide o Templo de Kukulcán, tal como lo ha hecho en cada solsticio de invierno de los últimos cinco siglos.
A pesar de la destrucción de esta ciudad precolombina, ocurrida 1441, en el Katún 8 ahau, se mantiene firme, y recientes estudios demuestran que tuvo un notable avance en economía, astronomía, cronología, arquitectura, y arqueoastronomía.
Este edificio de la última capital de los mayas tiene 18.5 metros de altura y está orientada al Norte magnético. Cuenta con nueve basamentos y cuatro escalinatas dirigidas a cada uno de los puntos cardinales.
En la “escalera” Norte tiene 65 peldaños y es la única que se conserva, ya que las tres restantes están derruidas. Si todas las escalinatas tuvieran el mismo número de peldaños, representaría el número de días que contiene el Tzolkin, calendario sagrado de los mayas, que es de 260.
Esta ciudad precolombina fue el centro más importante de los mayas en el período previo a la llegada de los conquistadores, específicamente de 1250 a 1450 de nuestra era, por lo que es frecuentemente mencionada en la literatura maya, y en los primeros escritos españoles, tal el caso de los Chilam Balam.
Los itzaes abandonaron Chichén Itzá para después fundar Mayapán, de ahí que el estilo arquitectónico sea similar. Asimismo, es considerada como la última capital maya, en la cual se asentó un gobierno que ejerció dominio sobre las provincias de la parte Noreste y Norte de la Península, con el evidente propósito de recuperar la grandeza que tuvo Chichén Itzá.
Mayapán significa “Pendón de los mayas”; tiene una extensión de cuatro kilómetros cuadrados, aproximadamente, y cuenta con al menos cuatro mil estructuras, tanto administrativas, cívicas como religiosas. Se cree que la urbe tuvo una población de doce mil habitantes.
Asimismo, cuenta con al menos cuarenta cenotes y grutas en el interior de la muralla, además posee doce entradas, cada una de ellas con una característica peculiar, y en cada una de ellas, hay al menos un cuerpo de agua. La parte central de Mayapán es la más estudiada, y en la que se ha laborado en estas cuatro temporadas, e incluso, Fray Diego de Landa, en Relación de las Cosas de Yucatán, describe el Castillo de Kukulcán así como al “Templo Redondo”.
Este último edificio no puede ser considerado como Observatorio debido a que carece de ventanas en la bóveda, además que no es “Caracol”, ya que carece de la escalinata que le da su nombre, aunque si cuenta con cuatro entradas.
John L. Stephens halló semiderruido El Templo Redondo y, en su momento, aseguró que solo poseía una puerta; sin embargo, el tiempo le dio la razón a Landa. E incluso, mientras se registraba el descenso de Kukulcán, Kin, Dios del Sol, también participó y proyectó un halo de luz que se filtró por dos de las cuatro puertas, hasta proyectarse a un costado de las otras dos.
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CC