Yucatán

Pobladores de Sitilpech usan argumento jurídico de Homún contra Kekén

Los desechos de las instalaciones causan graves enfermedades y afectan a los animales de la zona
El primer recurso de suspensión que fue promovido ante las autoridades federales no tuvo éxito / Martin Zetina

El amparo que organizaciones defensoras del medio ambiente promovieron ante ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación  (SCJN) contra la mega empresa Kekén, por el caso Homún, contiene argumentos aplicables a la situación de la granja en Sitilpech, en Izamal, que demuestran  que los fluidos y heces fecales generados por más de 48 mil cerdos de cría que hay en ese lugar derivan en “graves e irreversibles daños contra la salud” de la población de la zona.

El documento del “caso Homún”, presentado ante los ministros de la SCJN el 5 de mayo del 2021, va acompañado de miles de referencias de investigaciones científicas aportadas por organismos nacionales e internacionales, que por muchos años han dedicado su tiempo al estudio de los efectos de las mega granjas porcinas.

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Entre los organismos figuran el Centro para la Diversidad Biológica, que agrupa a 1.7 millones de miembros en el mundo y a más de 900 en México; Coastal Carolina Riveerwach, dedicado a la protección y restauración del agua; Earthjustice, que agrupa a expertos en derecho ambiental en Estados Unidos, y  Water Keeper Alliance, entre otras.

Los desechos de las plantas de alto confinamiento de cerdos, como el caso de Kekén, contienen nitrógeno y fósforo, patógenos que causan enfermedades, sales, metales pesados, productos químicos farmacéuticos, pesticidas, antibióticos y hormonas, que generalmente son utilizados en los procesos de cría de los animales.

Estos residuos son vertidos al campo de cultivo donde las plantas absorben algunos nutrientes, y el resto se filtra en el subsuelo. POR ESTO! detectó en el caso de Sitilpech, que Kekén está elaborando una intrincada red de tuberías con aspersores potentes para deshacerse de las aguas, supuestamente tratadas, que almacena en seis piscinas o fosas.

Para ello, adquirió un terreno de 300 hectáreas aproximadamente, según la versión de los pobladores de Sitilpech, que sería el receptáculo de estos líquidos.

En el documento legal de referencia, basado en una amplia documentación científica, se menciona que las piscinas de tratamiento de aguas residuales de las mega granjas suelen desbordarse con las lluvias o los huracanes y los líquidos son absorbidos directamente por el subsuelo, sobre todo que Yucatán tiene una superficie kárstica que ha permitido la formación de cenotes.

De este modo, las aguas vertidas al subsuelo llegan a los cenotes y pozos de las comunidades, donde los habitantes, en muchos casos, aún consumen agua de pozo para actividades cotidianas.

Un estudio realizado en cinco pozos y un cenote en Campeche, por ejemplo, detectó altos niveles de amonio, nitritos y nitratos que son asociados a la contaminación por nitrógeno.

Los desechos de las mega granjas contienen altos niveles de nitrógeno que representa una amenaza para, por lo menos, 78 especies acuáticas subterráneas. Además, la exposición de nitratos en agua potable puede causar cáncer colorrectal y enfermedades de la tiroides, de igual manera los fetos y bebés son susceptibles a defectos de nacimiento como el síndrome del bebé azul, en niños menores de seis años.

Por si fuera poco, la contaminación por nitritos causa la muerte de animales como el águila ciega yucateca y la dama blanca, especies comunes de los cenotes. Y exponerse a las cianobacterias al bañarse en los ojos de agua puede generar enfermedades gastrointestinales, en la piel, irritación en los ojos y oídos.

Cuando los desechos de los cerdos (orina y heces fecales) se descomponen, liberan sulfuro de hidrógeno, amoníaco y cientos de compuestos volátiles, que junto con el metano y el óxido nitroso, contribuyen al efecto invernadero.

Desde el 1970 se documentaron estudios basados en los trabajadores de las granjas que experimentaron patrones comunes de enfermedades, como dolores de cabeza, congestión nasal, dolor de garganta, tos persistente, opresión en el pecho, sueño y fatiga.

Los investigadores detectaron que estas dolencias estaban vinculadas al trabajo que desempeñaban en las granjas por la exposición continua a los desechos de los animales, a los alimentos de los cerdos, y en general al ambiente en el que se desenvolvían.

En el caso particular de la mega granja de Homún, la lucha que emprendió el pueblo y los asesores legales permitió ganar el caso y suspender la actividad de Kekén. No obstante, en Sitilpech la batalla aún empieza, pues el primer recurso de suspensión que se promovió ante las autoridades federales no tuvo éxito, pero se espera acudir a otros medios, incluso, está la posibilidad de solicitar la atracción por parte de la SCJN.

Organizaciones como Kanán, que respalda a los habitantes de Sitilpech, consideran que falta por recorrer varias vías legales, pero confían en que al final prevalezca la justicia por el bien de la comunidad de aproximadamente 2 mil familias, que hoy día viven en los alrededores de la granja y que empiezan a sufrir los estragos en la salud y en la producción agrícola.

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JG