Según el balance realizado en el 2020 por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), Yucatán ocupa el primer lugar nacional en trabajo infantil, es decir, alrededor de 70 mil niños y adolescentes no acuden a la escuela porque están laborando. Sin embargo, tutores y padres de familia aseguran que no tienen recursos para darles una mejor calidad vida.
Este es el caso de F.G.H., de 12 años, que ha trabajado desde los ocho ayudando a su mamá a vender en el primer cuadro de la ciudad; además va a los tianguis a recolectar pet. La madre del menor señaló que no tiene los recursos para que F.G.H. y sus hermanos asistan a la escuela, por eso aprendió a ganarse unas monedas exponiéndose en las calles.
“Él y su hermano mayor me han ayudado económicamente desde que tienen ocho y diez años, porque lo que saco recolectando y vendiendo algunas cosas no nos da para comer. Siempre les he inculcado que se ganen la comida, por eso no pedimos caridad, me gustaría que vayan a la escuela y sean hombres importantes, pero es la vida que nos tocó y trabajar desde niños es nuestro destino”, dijo A.H.C.
El rango de edad de los niños “chalanes”, como se les conoce en el Estado, va desde los siete hasta los 17 años, pues al no ser mayores de edad sus patrones no pueden inscribirlos al IMSS para que tengan las prestaciones de ley. Los trabajos más comunes son como cargadores, mandaderos, vendedores ambulantes y ayudantes de algún oficio.
Víctor Chan Martín, presidente de Hogares Maná, dijo que el tema del trabajo infantil es doloroso y tiene varias aristas, como por ejemplo los niños que se dedican a mendigar a diferencia de los que venden productos en las calles, como resultado de la migración.
“En Yucatán no tenemos niños de la calle, de aquellos que han perdido todo vínculo con su familia y que se encuentran solos; sí los tuvimos pero se han erradicado, pero sí hay presencia de menores en la calle que por obligación, coerción o amenaza están siendo explotados. También tenemos los que están reproduciendo un esquema económico familiar generacional, no se ha logrado detener la presencia de los niños en la calle y sigue siendo un tema pendiente en la agenda gubernamental y no solo por cuestión de estética, también vulneran los derechos de los infantes”, aseguró.
Según la ONU, después de dos décadas este rubro crece, pues más de 160 millones de niños en el mundo se ven forzados a trabajar. La cifra representa un aumento de 8 mil 4 millones en los últimos cuatro años después de dos décadas de progreso. Además, a fin de año 9 millones de niños más dejarían la escuela a causa de la pandemia.
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CC