Con el daño al ecosistema de las costas, como sucede en el caso de Sisal, comisaría de Hunucmá, nos estamos dando un “tiro en los pies” porque vamos acabando con las barreras naturales que protegen a los habitantes contra la fuerza de los huracanes, declaró Yameli Aguilar Duarte, bióloga con maestría en Ingeniería Ambiental y Doctora en Geografía.
La experta dijo que el daño a la flora y fauna está vinculado con el interés económico por encima del cuidado al ambiente, ya que es evidente que los desarrolladores sólo buscan vender lotes o hacer zona veraniegas sin importarle los daños a las dunas costeras y a los manglares.
Pueblo Mágico
POR ESTO! publicó que el Pueblo Mágico de Sisal, comisaría de Hunucmá, enfrenta dos graves problemas: la devastación del manglar por una ocupación ilegal y el daño a la duna por el “boom” de los desarrollos urbanos y la venta de lotes, cuyos precios pasaron en poco tiempo de 300 mil pesos a 1 millón de pesos.
En el 2017 la Profepa ya había tomado medidas sobre este problema en la zona norte del manglar, al colocar sellos de clausura a 30 lotes ocupados por pescadores locales y de Campeche, la afección en ese entonces fue en 13,643 metros cuadrados, pero ahora ya aumentó a 19,643 metros cuadrados porque la gente se sigue estableciendo en esa porción de la ciénaga.
La investigadora
Aguilar Duarte, quien también es investigadora científica del INIFAP e integrante del Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán, subrayó que las zonas costeras están siendo devastadas por los desarrollos inmobiliarios de Yucatán, causando efectos en las dunas, en los manglares y en el manto freático.
Dijo que todos los ecosistemas tiene una función importante dentro de la naturaleza, como los matorrales de las dunas y los manglares, que son barreras contra las fuerzas de los huracanes, es decir, mitigar o amortiguan los daños en las comunidades pesqueras y de eso lo saben muy bien los habitantes de Sisal.
“Los manglares sirven también de sitios de reproducción y anidación de diversas especies de aves y peces que requieren los espacios como hábitat. Sin embargo, eso parece que no importa a los empresarios que sólo buscan su ganancia”, afirmó.
Explicó que al establecer desarrollos habitacionales en el mangle y en las dunas ocasionan afectación al manto freático porque al buscar agua tienen que perforar pozos y en la zona costera los espejos de agua son delegados y pueden afectarse, teniendo problemas de salinización.
Algo parecido sucedió en la Rivera Maya donde al instalar hoteles y zonas habitacionales, se generó daños severos al mangle y al agua. “Esto es una tendencia en los últimos años, pero poca importancia le han dado los ciudadanos y se ha percibido escasa vigilancia de las autoridades”, dijo.
En peligro
La bióloga expuso que el ecosistema de Sisal está en peligro porque es una zona donde las tortugas de carey suelen anidar y al construir vivienda en largas extensiones de la playa lo único que provocan es que esa especie no puedan cumplir con su ciclo.
A esto también debe sumarse que las viviendas ocasionan erosión en las playas, cosa que se complica con el abuso del agua dulce para llenar piscinas que no son una necesidad básica sino un lujo, y hay que agregar que los habitantes de las viviendas generan basura, por eso se requiere en las zonas costeras planes de manejo del ecosistema.
“Si la tendencia es dañar al ecosistema, ¿hasta dónde vamos a llegar?”, se preguntó.
“Nadie en este momento está dimensionando el problema que se está creando sólo por intereses económicos”, finalizó.
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JG