Contrario a lo que pudiera pensarse, el fin del confinamiento por el COVID-19 ha generado que la violencia intrafamiliar se incremente en un 60 por ciento en este 2022 respecto al año pasado; con lo que las instituciones reciben en promedio poco más de una denuncia al día, la mayoría por agresión física, así como un caso a la semana de violencia física y psicológica en contra de un menor.
Además, se estima que de cada 10 casos de violencia intrafamiliar, solo se atreven a denunciar unos tres, por lo que los otros siete quedan impunes.
De acuerdo a las estadísticas, en lo que va del año se han recibido 239 denuncias por violencia familiar. Lo grave es que no solo se incrementaron respecto al año pasado, sino que parecen ir en aumento. En enero fueron 34, en febrero 13, en marzo 38, en abril 37, en mayo 46, en junio 40 y en lo que va de julio ya van 31. En este mismo año se han denunciado 10 casos de maltrato físico y psicológico en menores de edad, un promedio menor de un caso a la semana, y todos son canalizados al DIF.
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Sin embargo, no todas las mujeres se atreven a denunciar. El director de la Policía Municipal de Tizimín, Marcos López Ovando, recalcó que es “rara la vez en que la mujer se acerca a las instancias correspondientes para recibir ayuda, ya que indican que siempre han vivido de esa forma”.
Las mujeres tienen muchas instancias para denunciar la violencia familiar, desde la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Policía Municipal, hasta el DIF y el Instituto Municipal de la Mujer; mientras que si la violencia es contra un menor se debe acudir a la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia (Prodemefa).
López Ovando señaló que la violencia familiar se ha incrementado debido a que se ha incrementado el consumo de bebidas embriagantes con la realización de fiestas, bailes populares y la apertura al cien por ciento de las cantinas.
Destacó que, de acuerdo a las estadísticas, los casos de violencia familiar de hombres hacia mujeres están relacionados con el consumo de alcohol, el machismo y las costumbres familiares; mientras que en los casos de menores de edad es por padres muy estrictos que incluso no dejan salir a sus hijos; así como la rebeldía y malas influencias en los menores.
Relató que desafortunadamente la presencia del consumo de alcohol está presente en la gran mayoría de los casos de violencia física hacia la mujer, a tal grado que hasta los propios hijos agreden a sus madres cuando se encuentran en estado de ebriedad y en algunas ocasiones hasta intoxicados con alguna substancia ilícita (cannabis, cristal, cocaína).
“Esto se debe a que desde muy pequeños han visto como el padre golpea a su madre, por lo que es muy común recibir reportes de este tipo, donde la mujer solicita apoyo de la policía para detener a sus parejas”.
En cuanto a violencia psicológica, recalcó que los reportes son de mujeres que acusan a sus parejas de humillaciones por su aspecto físico (la gordura, la edad, estrías, celulitis, etc.). Incluso sus parejas las amenazan de que las dejaran y que sin ellos no son nada; que si los denuncian los golpes se sumarán a los insultos, si tratan de abandonarlos les quitarán a sus hijos, las denunciarán por abandono de hogar y las pondrán mal ante la sociedad.
Pero también hay casos de violencia económica, pero de estos solo se tienen conocimiento cuando llegan a los juzgados mixtos de lo civil y familiar, como incumplimiento de manutención de alimentos.
Con respecto al abuso sexual, agregó que hasta el momento no han recibido denuncias, así como tampoco de casos de violencia hacia el hombre, solo cuando la mamá se niega a que el papá tenga convivencia con sus hijos una vez divorciados.
En cuanto a la violencia familiar contra menores de edad, expuso que son muy comunes estos casos, ya que además de los padres, también se registran casos por los hermanos y tíos. En muchos de estos casos, el menor termina abandonando la casa.
Recalcó que es común escuchar como los menores o adolescentes se quejan de que sus padres los golpean, ya sea por exigirles atención, metas en la escuela, siendo que al no poder lograrlas reciben castigos. Aunque también hay casos de menores que los obligan a dejar los estudios para aportar dinero a la casa, pero a veces resulta contraproducente a los padres, por dejar de estudiar para trabajar y poder conseguir dinero para su consumo, al grado que si los adolescentes dan algún ingreso a la casa estos se sienten con el derecho de exigir y desobedecer las órdenes de los tutores, empezando un ciclo de violencia por parte de los integrantes de la familia.
En el caso de violencia psicológica hacia menores enfatizó que la mayoría de los adolescentes están tan involucrados con las redes sociales que prácticamente es la sociedad que puede dañarlos psicológicamente, en el sentido que llegan hasta acabar con su vida, siendo que la mayoría son por problemas familiares el abuso físico.
Respecto a la violencia económica hacia los menores señaló que los tutores al no tener la economía optan por sacarlos de las escuelas y ponerlos a trabajar y al momento de juntarse con gente que está en malos caminos, son cuando se involucran en el alcohol, drogas, robos, y empezando a generar antecedentes penales.
Por todo lo anterior, externó que se han ocupado en proporcionar información y orientación a adolescentes y padres de familia a través de cursos talleres y pláticas para prevenir conductas de riesgo y desarrollar habilidades para la vida, bajo un marco de salud integral que favorezca su calidad de vida y bienestar, aunado a que se enfocan en establecer programas de prevención del delito en los diferentes niveles de educación.
Estos cursos son tanto en la cabecera como en las comisarías, y se suman otros de prevención de adicciones, consejería a los adolescentes, mi escuela segura, ferias de prevención social de delito, reuniones informativas en materia de prevención del delito, conferencias sobre prevención del delito y educación vial; aunado al operativo mochila y alcoholimetría.
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CC