Tras la denuncia en redes sociales de una turista norteamericana en donde se quejó de haber sido estafada en el puerto con la venta de joyas de supuesto oro, las autoridades municipales en materia turística procedieron a informar al turismo de cruceros que se acabó la venta de artículos pirata en el local de taxistas.
Esto generó descontento entre los comerciantes que ocupan este lugar, pues señalaron que este tipo de mercancía es preferida por los pasajeros que llegan con los cruceros por sus precios accesibles.
Se logró averiguar que hace más de 15 días, la ciudadana estadounidense Patty A. M. publicó en sus redes sociales que fue estafada al comprar joyería con supuesto oro en la terminal de cruceros, siendo sorpresiva la consulta que hizo luego en su país sobre el producto, pues este resultó ser solo “fantasía”.
Como medida, a los artesanos de este inmueble se les impidió vender lentes, bolsas para mujer y otros artículos, aun cuando ya se habían hecho inversiones para varios días. Incluso se pidieron solo dos jornadas de crucero para vender la mercancía, pero el permiso fue denegado.
Se admitió que al menos en el local citado no se hacen estafas y los productos mencionados son sumamente demandados por los visitantes ya que unas réplicas de lentes tipo Ray-Ban se ofrecen en solo diez dólares cuando estos los adquieren en otros sitios turísticos hasta en cien billetes estadounidenses.
Aunado a ello, los artesanos arremetieron contra la administración actual ya que hasta el momento siguen dentro de espacios que califican como inseguros y lejanos a la calidad que asegura el H. Ayuntamiento tienen en el rubro turístico. Aparte, una promesa no se cumplió y que consistió en que al menos el techo del domo debió haberse reparado en la primera semana del mes en curso, expresaron.
“Estamos en una situación donde varios que tenemos más de veinte años al frente de este tipo de negocio no podemos tener el alcance lo que necesitamos para mantener a nuestras familias. El lugar no es muy agradable. Muchas veces nos dicen que por qué no dejamos este rubro si no nos alcanza, pero es a lo que nos hemos dedicado toda nuestra vida y con lo que mantenemos a nuestras familias. Algo que también hemos denunciado es que no se lleven a la gente, se supone que estos deben ser a un 50 por ciento, pero se van más personas de las que se quedan en Progreso”, dijo Luis Pech, ubicado en una de las entradas de este espacio.
Parte de los testimonios, fue que los mismos norteamericanos pasan apuros sobre todo cuando llueve y están esperando su transporte para retornar rumbo al muelle fiscal, donde atracan semana a semana barcos que también se testifica que no dejan derrama económica al por mayor como se solía tener hace por lo menos década y media.
“Le damos espacio a las familias que empiezan a mojarse porque nos piden chance. Está muy feo el lugar y solo queremos que nos den un lugar digno para trabajar. En el último atraque de un barco turístico me fui sin un solo dólar” relató la artesana Alma González.
Este espacio, situado en la calle 80 por 21 y 23 de la zona centro del puerto, adentra a casi cien trabajadores del turismo y desde el año pasado han persistido quejas, sobre todo por el aspecto que otorga a los visitantes y la nula promoción que se tienen del lugar.
En varias ocasiones, los representantes de este grupo han informado que en algún momento, el grupo “Artesanos del Mundo Maya” se integraba hasta por cerca de 180 comerciantes y adherentes como masajistas y ambulantes entre otros. El colectivo apareció desde los años noventa en el muelle donde atracaban los barcos, sin embargo, para la época en que entró la administración portuaria integral, terminaron ubicándose en la casa de la cultura.
En dicha sede permanecieron hasta la administración de María Esther Alonzo Morales, donde se les otorgaría el inmueble mencionado y que pertenece al sindicato de choferes al volante CTM. Ellos mismos se refieren entre sí como un gremio que ha persistido a pesar de las dificultades de poder conseguir ventas en dólares en cada jornada de crucero, por lo que se consideran “los olvidados del turismo” en Progreso.
Por su parte, las masajistas a inicios del segundo semestre del año pasado, tuvieron una serie de discusiones con varios transportistas, pues sus espacios de trabajo terminaron por ser removidos a pesar de haber hecho fuertes inversiones para ofrecer mejor comodidad a sus clientes.
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CC