Las constantes lluvias propiciaron la presencia del gusano cogollero (Helicoverpa armígera) en los cultivos, insecto que se convierte en una plaga que se alimenta del cogollo de los sembrados. Por lo anterior, los campesinos de Sinanché, Yucatán, se han dado a la tarea de combatirlos antes de que afecten al resto de las plantaciones y se vuelva un verdadero problema.
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El agricultor José Porfirio Pech explicó que los aguaceros, si bien beneficiaron el crecimiento de elotes, también crearon un ambiente favorable para la proliferación de estos invertebrados que de no ser controlados pueden convertirse en una amenaza para la cosecha.
El hombre del campo comentó que durante todo el año se presentan diversas plagas que afectan al campo, en esta ocasión fue el gusano cogollero. Explicó que conforme los retoños de las plantas van saliendo, estos abundan más para alimentarse de ellos. “Para atacarlos hay que remover la hierba de alrededor y luego aplicar plaguicidas”, señaló.
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Este peculiar insecto suele comerse los nudos o brotes de las plantas, aunque también afecta los ejemplares recién sembrados, como es el caso de los maíces que están en temporada de cultivo. Sin embargo, cuando el problema es atendido a tiempo, puede controlarse y evitar pérdidas que provocarían daños económicos.
El entrevistado indicó que para exterminar a los bichos se requiere usar productos químicos que son muy caros, pues su precio mínimo es de 300 pesos y aumenta en estos tiempos cuando es período de plagas en las milpas. “Tiene que emplearse líquido, sólo cortando la hierba no se mueren los invertebrados. Es necesario chapear siempre, pero por el tiempo es imposible, la hierba nos gana”, agregó el campesino.
Pero eso no es todo, pues las aves y algunos mamíferos también han estado perjudicando los cultivos, aunque José Porfirio apuntó que estos son más fáciles de ahuyentar a través de trampas y vigilancia para que no se acerquen.
Ante esta situación, los hombres del campo se encuentran preocupados, puesto que aseguraron que temen no poder salvar la siembra de este año, debido a las diversas dificultades que han estado padeciendo.
“El trabajo en la milpa es muy delicado. Si llueve poco, los frutos se secan; si llueve mucho, se presentan plagas. Es un cuento de nunca acabar. No obstante, los que seguimos dedicándonos al campo conocemos varios trucos para sacar adelante las labores. Confiamos en que nos ayuden esta vez”, concluyó el agricultor.
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LV