Aunque la fecha de la construcción del Cementerio Municipal es incierta, su pórtico cumplió 100 años de haberse construido, y fue producto de una reunión de cantina entre un prominente comerciante y amigos que les gustaba comentar entre copa y copa sobre las necesidades de la población.
El pórtico estuvo a punto de no edificarse por trabas burocráticas, pero los amigos se las brincaron y en una nueva reunión en el Bar Jass Club decidieron construirla por cuenta propia, tomando como base el frente del Palacio Municipal de la comunidad.
Consultando datos históricos y narraciones de uno de los hijos de los testigos de la cimentación de este hermoso pórtico, Rolando Quintal Ceballos, quien actualmente cuenta con 94 años, a principios del siglo pasado dijo que existía una cantina con el nombre Bar Jass Club, al que todos los lunes concurría un grupo de amigos que mientras bebía comentaba situaciones y necesidades de la comunidad para dar solución a estos problemas.
Recordó que una tarde, Jacinto Borges, dueño de los terrenos de San Vicente, ubicados al Norte de la población y donde estaba el camposanto, comentó el mal estado en que se encontraba la puerta de madera de la entrada del panteón, además de que la albarrada de piedra estaba a punto de caerse.
Los amigos presentes, entre los que se encontraban el entonces prominente comerciante Julián Solís, Guarino Maldonado, el profesor y administrador de la oficina de correos Manuel García, y el más joven Eduardo Aquileo Quintal Pech (papá del declarante), decidieron acudir con el párroco de la localidad, de apellido Zapata, para que reparara los desperfectos, pero este les respondió que el panteón no era competencia de la parroquia, por lo que les recomendó acudir al Registro Civil.
Sin embargo, en dicha oficina les informaron que el permiso debía de solicitarse en el Distrito Federal, lo que no les agradó por la distancia y dificultades que había en esa época para trasladarse a la capital del país.
Rolando Quintal señaló que, en la siguiente reunión del lunes en el bar mencionado, por acuerdo democrático decidieron hacer los trabajos para la reparación del pórtico de la entrada al camposanto, por lo que recaudaron fondos. Para ello contaron con el apoyo de la joven Aracely López, quien se encargó del diseño, tomando como base el frente del Palacio Municipal.
Julián Solís y Jacinto Borges se hicieron responsables de la construcción del pórtico de entrada, por lo que contrataron a los albañiles Juan Medina Valerio Poot y Marcelino Várguez, mientras que Guarino Maldonado se encargó de los trabajos de herrería para la construcción de la reja metálica.
Comentó que las reuniones en el bar eran amenas, ya que su papá Aquileo era músico integrante de una sinfónica de Yucatán, y amenizaba la reunión tocando la guitarra, aunque el instrumento que dominaba era la flauta.
Aquileo entonaba canciones del compositor Chan Cil, y según la costumbre, cuando se escuchaba el repicar de las campanas de la iglesia católica al mediodía, con mucha seriedad los amigos se despedían, no sin antes tomar acuerdos para el mejoramiento de Hunucmá.
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NM