El antiguo osario comunal ubicado en el atrio de la iglesia de la Purísima Concepción, en Kahua, Yucatán, que corresponde a una obra de la época colonial del siglo XVII y que tuvo osamentas y restos de los feligreses que eran enterrados en el camposanto de la parroquia, había permanecido en las últimas décadas sin intervención y cuidado para su preservación hasta que las autoridades eclesiásticas decidieron iniciar un plan de restauración.
Con equipo necesario y material propio, trabajadores se dieron a la tarea de resanar el conjunto, así como de retirar los materiales de cemento cerca los nichos.
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Una cuadrilla de trabajadores compartió todo el proceso de rescate que se tendrá que realizar y cómo han sido guiados por personal profesional de Rescate del Patrimonio Cultural en la Entidad.
Marcelo Chan Herrera, alarife, destacó: “Estamos haciendo una obra especial. Somos albañiles y trabajamos normalmente con cemento, cal y polvo o gravilla, pero debemos tener mucho cuidado en estas labores de restauración, ya que se utilizan materiales más finos y especializados para recubrir las zonas dañadas y con esto cuidar que perduren otros años”.
En primer lugar, se picó el piso de cemento que estaba cubriendo toda el área de este osario, con el objetivo de encontrar la base y los cimientos necesarios. Posteriormente, se fue calando la tierra de enfrente y se comenzaron los trabajos de pulido y reparación, como el resanamiento de las grietas, piedras y partes que se han desprendido por el desgaste natural del tiempo, ya que el osario se ubica al aire libre sin alguna protección necesaria.
Este osario es algo excepcional, ya que no existen ejemplares conocidos en toda la región, forma parte de una serie de tres cuerpos, comenzado con la base de siete arcos, luego la que tiene cinco y la última lleva tres, y remata con una pequeña base con una cruz de piedra.
Se sabe que debido a que las tumbas del antiguo cementerio parroquial eran comunales tras cierto tiempo, que podía ser tres o cuatro años, los restos eran sacados y depositados en uno de estos nichos, que paulatinamente se llenaban y los restos como huesos y calaveras se exhibían ante los ojos públicos, como parte de la tradición católica de contemplar al muerto y orar por las ánimas del purgatorio.
Es probable que este osario sea del siglo XVIII, o quizá un poco antes, dado que la arquitectura es sencilla sin más ornamentos. Aun unos años atrás todavía se podían observar restos de los feligreses entre los nichos de arcos de esta peculiar construcción colonial.
En estos días se está realizando la cala necesaria con pequeños picos, con el fin de sacar las piedras incrustadas en la tierra que está en la parte baja de los cimientos. Además, se están removiendo las manchas de verdor ocasionadas por la humedad, que se ubican en la parte interior de los nichos de arcos, para que posteriormente se coloque la mezcla de material para ir resanando las grietas y detalles del interior.
Los trabajos de restauración del osario colonial, que forma parte de los vestigios y que aún quedan del antiguo cementerio de la época colonial, forma parte de las obras de reconstrucción emprendidas para el rescate de la antigua parroquia franciscana, del presbiterio y del camarín de la Virgen de la Concepción y los anexos.
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JG