Después de más de un siglo de permanecer en el abandono, la hacienda de Petectunich está recuperando su grandeza a través de su restauración, por lo que nuevamente lucirán sus arcos tipo gótico que la hacen única.
Al respecto, el poblador Silvano Mokul señaló que el edificio estuvo en el olvido durante poco más de 100 años, de manera que actualmente los trabajos de rehabilitación están respetando sus detalles arquitectónicos originales.
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“Su fachada con arcos góticos es muy bonita. Rescatar una reliquia de 300 años no es fácil, pero se está logrando”, apuntó.
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Según comentaron algunos lugareños, la hacienda de Petectunich, que significa “piedras planas” por su traducción de la lengua maya al español, fue fundada en 1700 por la familia Cicerol, de origen español. Al principio fungió como un recinto ganadero y posteriormente se volvió un espacio henequenero. En ese entonces, el lugar tuvo tiempos de gloria y bonanza, pues en su tierra se sembraba, cultivaba y trabajaba el llamado oro verde.
Mukul compartió que su abuelo solía contarle las experiencias y anécdotas que vivió durante su desempeño como labrador.
“Recuerdo vagamente que él me decía que la hacienda era una de las más prósperas del Estado, tenía decenas de trabajadores que sembraban, cultivaban y procesaban las pencas, pues era la actividad que en esos tiempos estaba en auge, pero tal y como ocurrió en todas las fincas de Yucatán, el trabajo del oro verde decayó y los recintos quedaron inactivos y posteriormente fueron abandonados por sus dueños”, explicó el entrevistado.
La hacienda de Petectunich es una construcciónúnica por muchas razones, entre ellas está su antigüedad, sus jardines, su sólida estructura y sus magníficos arcos góticos que hacen de este edificio del siglo XVII y de cada uno de sus rincones un espacio único en el que el pasado y el presente se encuentran.
De acuerdo con datos históricos, en 1912 se registró a su primer dueño, Manuel Cirerol, cuya familia poseyó la propiedad hasta 1923, cuando pasó a manos de Quintín Delfina Canto Lara. Posteriormente, en 1966 formó parte del patrimonio de la familia Barbachano y en 1970 su único dueño fue Fernando Barbachano Gómez.
Se desconoce si esta persona es quien está restaurando la hacienda o si alguien más se está haciendo cargo de la labor, ya que hace 10 meses se puso a la venta a través de las redes sociales por un precio de 2 millones 700 mil dólares.
En el anuncio se informaba que algunas áreas del recinto habían sido rehabilitadas, tales como su anexo que cuenta con dos junior suites y dos máster suites, una sala y un comedor principal con vista a bellos los jardines y alberca privada, mientras que un máster suite independiente contaba con un 30 por ciento de avance en su edificación.
Asimismo, la habitación que fungía como casa de vaquero se convirtió en una villa independiente equipada con cocineta, baño completo, una recámara con patio posterior y piscina. Igualmente, varias zonas del sitio destacan por su amplitud y belleza, entre ellas la alberca, los muros de mampostería, las norias, el cuarto de máquinas, lo que fueron las viviendas de los acasillados e incluso una capilla.
Por otra parte, las demás áreas están siendo rehabilitadas rápidamente a fin de complementar la grandeza de la hacienda.
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NM