En los 10 años recientes, la reserva territorial de Mérida se redujo entre cinco y 10 por ciento, es decir, de 500 a mil hectáreas “se perdieron” en este lapso, según las proyecciones del Plan Municipal de Desarrollo Urbano 2016-2030.
En este contexto, de acuerdo con “pronósticos”, para 2030 se calcula que la superficie sin usar, que abarca hoy día entre 9 mil y 9 mil 500 hectáreas, podría reducirse a 7 mil 500 si continúa el ritmo de crecimiento actual. Las zonas que aún conservan mayor superficie disponible son principalmente la periferia Sur y el extremo Noreste de la ciudad.
En la primera se localizan fraccionamientos en proceso como el de Xoclán y terrenos por desarrollar; en la segunda, extensiones de suelo urbano no consolidado. Ambas zonas son las de mayor potencial para la planeación de vivienda, parques y servicios en los próximos 10 y 15 años.
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Esto se debió principalmente al crecimiento de la mancha urbana hacia la periferia, con la construcción de nuevos fraccionamientos. Sin embargo, la zona centro también experimentó una merma, aunque menor, con la densificación de algunas colonias. De mantenerse esta tendencia, para 2030 la reserva podría quedar entre 7 mil y 8 mil hectáreas.
Empresas Inmobiliarias
Gran parte de la reserva territorial restante se encuentra en manos privadas, ya sea de pequeños ejidatarios o grandes empresas inmobiliarias. El municipio de Mérida posee alrededor de 500 hectáreas que podrían ser destinadas a equipamiento urbano. Por lo que el reto es lograr la planeación coordinada entre autoridades y propietarios, a fin de ordenar el desarrollo futuro de forma sustentable.
De acuerdo con este documento, el reto que enfrenta el municipio es “gestionar” el uso de manera ordenada y sustentable, en coordinación con los dueños de la tierra, a fin de garantizar un crecimiento equilibrado de la capital yucateca en las próximas décadas.
Sin embargo, se ha visto, tal como POR ESTO! ha publicado, que la tendencia del sector inmobiliario es seguir creciendo hacia el Nororiente, Norte y Norponiente, en lo que se ha dado por llamar el “triángulo dorado”.
A simple vista se puede observar la expansión al cruzar los puentes (pasos a desnivel) desde Los Héroes, Chichí Suárez, CityCenter, Altabrisa, Progreso, Francisco de Montejo I y Francisco de Montejo II, en anillo periférico.
Es un hecho que queda poca reserva y quedará aún menos en los próximos años, ante la falta de actualización de los documentos que ordenan la ciudad.
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LV