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Yucatán

Sobrexplotación de pepino de mar en Yucatán, causa continuación de veda permanente

El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados declaró que la veda debería extenderse 10 años más para recuperar el daño al pepino de mar en Yucatán
El Cinvestav trabaja en la reproducción de la especie
El Cinvestav trabaja en la reproducción de la especie / Martín Zetina

La sobreexplotación del pepino de mar provocó que en Yucatán, por cuarto año consecutivo, se mantuviera la veda permanente de captura de esta especie, cuando de 2010 a 2018 se convirtió en la actividad pesquera más redituable, al grado que el valor de la captura fuera de cerca de 334 millones de pesos, reveló la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca).

Ante la problemática que prevalece, y la demanda que existe, especialistas de la Unidad Mérida del Centro de Investigacióny de Estudios Avanzados (Cinvestav) trabajan en la reproducción en cautiverio, para su comercialización, pero será una realidad dentro de una década.

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El equinodermo de la especie holothuroidea se ha polemizado debido a que es una especie en veda permanente; sin embargo, entre el gremio pesquero destaca que un sector reducido busca la apertura por lo menos una temporada más, aunque esto resultaría casi imposible debido a que la especie también se encuentra escasa en el litoral de la Península.

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En el Estado, la actividad pesquera del equinodermo data de 2004, y de manera oficial 13 mil 708 toneladas del equinodermo, con un valor comercial en el mercado de 334 millones 563 mil pesos, cifra que se dispara durante su comercialización en el extranjero.

En los primeros seis años se capturaron 120 toneladas, de las cuales, en 2014 fueron seis toneladas, en 2006 apenas una tonelada y en 2007 fueron 113 toneladas, con un valor de dos millones 833 mil pesos.

El período de mayor captura fue de 2010 a 2018, por lo que se obtuvo 13 mil 588 toneladas, con un valor por 331 millones 730 mil pesos.

La mayor captura se obtuvo en 2013, con dos mil 649 toneladas, seguido de 2010, con dos mil 62 toneladas, y en 2017 fueron dos mil seis toneladas.

En contraparte, la menor cifra fue en 2015, con 643 toneladas, seguido de 2012, con 861 toneladas y en 2011 fueron mil 83 toneladas.

El Acuerdo de modificación de aprovechamiento temporal de pepino de mar 2018 determinó que la veda es permanente en Tabasco, Campeche y Quintana Roo y para Yucatán se modificó el monto de captura, con un máximo de mil 202 toneladas de pepino de mar café (Isostichopus badionotus) en aguas marinas de jurisdicción federal colindantes con el Estado.

Pero, a partir de 2019 se decretó la veda permanente para Yucatán, sin embargo, la actividad de sobreexplotación continuó, debido a la mafia organizada que prevalece.

Perspectiva empresarial

El titular de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canainpesca), Víctor Zacarías Solís, especificó que se necesitarían estudios a profundidad para poder dar “luz verde” a una iniciativa de reapertura de la captura de pepino de mar. Sobre todo, que la especie es cuidada minuciosamente por organismos y dependencias de distintos niveles.

“Hay inquietud de parte del gremio, eso lo sabemos, pero necesitamos dejar en claro que es muy largo el camino para decidir si habría una apertura para la captura del pepino de mar. Como paso número uno necesitamos saber si hay biomasa que pudiera existir, esto con un diagnóstico que tendría que arrojarnos el Instituto Nacional de Pesca”, explicó Zacarías Solís.

Debido a todo ello, el entrevistado también confirmó que es temprano para decidir si una temporada sería benéfica, pues también influyen otros factores como la preparación debida para zarpar en busca de estas especies, ya que esto suele hacerse por medio del buceo, donde el peligro recae en una descompresión para los hombres de mar que no tengan los conocimientos adecuados o pongan a prueba esta técnica sin el equipo respectivo.

El buzo certificado con ocho años de experiencia, Luis Manuel Benítez Campos, expresó que una falta de desconocimiento del equipo y pasos a seguir al descender por el agua podrían desembocar en una descompresión, cuyos síntomas consisten en mareos, entumecimiento, dolor de cuerpo entre otros males que causan malestar general al pescador que lo padece.

“Antes que nada se debe tener en cuenta que para bucear necesitamos contar con buena salud, no es sencillo bajar varios metros o pies bajo el agua. En caso de querer dar primeros pasos en este ámbito, se debe tener un curso llamado “Open Water” que tal como su nombre lo indica, sirve para viajar en aguas abiertas, permitiendo a quien lo pasa poder bucear en profundidades con límite de 18 metros”, acotó.

El entrevistado señaló que, posteriormente, existe un nivel más avanzado que ya otorga licencia para bajar hasta 40 metros.

Lastimosamente, sólo en la capital yucateca se imparten estas instrucciones en centros especializados o con buzos certificados, cuyo costo varía según el lugar al que acuda el interesado, pero los precios varían de siete mil hasta los 15 mil pesos.

El fenómeno de la descompresión ocurre cuando en el proceso de liberación del gas inerte sobrante del organismo del buzo o pescador bajo el agua, se producen burbujas de nitrógeno en el torrente circulatorio, suficientemente grandes como para provocar un bloqueo venoso que podría llevar a la muerte en minutos.

La última vez que se permitió una apertura en el Estado fue en 2018, donde se pescó mil 197 toneladas, con 47 millones 852 mil pesos.

En cuanto al precio, en Asia, los más preciados pueden llegar a valer hasta tres mil 600 dólares el kilo.

El pepino de mar, tiene infinidad de variedades, se contemplan mil 250 tipos, siete de ellos, se consideran en peligro de extinción, siendo esa característica lo que hace que estos ejemplares sean aún más y más caros por parte de sus compradores internacionales.

Posteriormente, en 2019, tras acuerdo con comisionados del gremio dedicado al trabajo en altamar, se llegó a un acuerdo para “descansar” la especie; sin embargo, persistieron varios navíos de menor embarcación que fueron sorprendidos con contrabando, siendo incluso los mismos hombres de mar quienes avisaban de los cargamentos a las autoridades y en ocasiones hasta quemando los barcos.

En cuanto al precio, en Asia, los más preciados pueden llegar a valer hasta tres mil 600 dólares el kilo. Quienes desean obtenerlo solamente pueden hacerlo vía internet con un precio superior a los 175 dólares cada libra, esto porque se trata de una especie en peligro de extinción.

Este producto favorito para mercado asiático, ha dejado grandes ganancias para el país, algunas arrojan que entre el trienio comprendido de 2014 a 2017, la producción enmarcó una ganancia de más de 126 millones de dólares. 

En México se contemplan dos zonas donde se capturan con mayor facilidad estas especies, en las costas de Baja California y Baja California Sur.

En entrevista, el biólogo marino Aarón Chan Noh explicó que las funciones del pepino de mar van más allá de ser un producto redituable en cantidades grandes de dólares, pues aporta tantos beneficios a la biodiversidad marina, que se le ha puesto el sobrenombre de “Oxígeno del mar”.

“Los estudios arrojan que tiene funciones como “filtrador” como las especies de equinodermos, ya que el material orgánico, como la basura, al ingerirlo lo expulsan como nutrientes, por eso es importante conservarlo, ya de ahí se alimenta el plancton que a su vez alimenta a otras especies” explicó el especialista en vida marina.

Toda una mafia

Una de las entrevistas más sorprendentes para esta redacción ocurrió en el primer semestre del 2021, cuando un ex trabajador de un sancochadero clandestino en Progreso accedió a explicar la forma en que operaban esos centros de trabajo con pepino de mar.

“Trabajé en Chicxulub como sancochador, por las madrugadas se trabajaba en una casa particular y se iba a buscar a la playa de manera cautelosa las “mordidas” con la Policía eran cosa de todos los días, fue alrededor de 2008 que hubo un operativo por parte de Sagarpa para clausurar varios puntos de trabajo, la mayoría desapareció, los patrones que siguieron con el negocio se fueron a Dzilam Bravo”, subrayó.

El entrevistado confesó que en el negocio no importaba sexo ni edad, pues había menores de edad y mujeres que participaban en las jornadas nocturnas y hasta como buzos.

“Dependía mucho del clima, si salían en las lanchas para bucear, la temperatura del estado se presta para ello, el punto de recolección solo el patrón sabía, en el caso de nosotros se nos prohibía salir a cubierta para ver donde estábamos” agregó.

En total, se confirmó que en cada casa productora de pepino sancochado se constituía de cerca de veinte personas, el procedimiento era: ir en busca del producto en altamar, llegar de madrugada a la playa, descargarlo en la casa particular para procesarlo y empaquetarlo crudo o sancochado para su exportación.

En cuanto a la paga, los trabajadores recibían un pago diario sin importar la cantidad de la jornada: los destripadores ganaban 200 pesos; mientras que 500 pesos para los paileros; quienes sancochaban recibían 500 pesos y los buzos hasta mil pesos. Había solamente un pago extra, sí el personal se quedaba a hacer horas de más para salar el pepino de mar.

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CC

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