Algunos locatarios del mercado municipal “Donato Bates” dejaron atrás por un momento sus negocios y clientes para convivir y disfrutar de un rico tamal calientito de los que se venden en el lugar, elaborados por mujeres de Tesoco y Tahmuy, ambas comisarías de Valladolid.
No es una situación muy común entre los locatarios del lugar, sin embargo, en ocasiones se ven juntos disfrutando amenamente como una familia, mientras cuentan sus anécdotas y parte de sus vivencias diarias.
Uno de ellos, Marcelino Sánchez, señaló que la cultura los une, ya que de esa manera están contribuyendo a mantener vigentes las tradiciones y costumbres, así como también aprovechan los momentos para hablar de las necesidades que tienen entre sí.
Mientras degustaban los tamales, en un ambiente de compañerismo, no faltaron las anécdotas y la charla sobre diferentes temas que viven en sus negocios, así como de los cambios que se han vivido a lo largo de los años.
La venta de tamales en el mercado
La venta de tamales colados en los corredores del mercado municipal “Donato Bates Herrera” se ha convertido en una tradición que se ha arraigado a través de los tiempos, es decir, desde la fundación del mercado.
Siempre en sus puestos
Hoy en día se encuentran alrededor de cuatro mujeres que se dedican a este oficio todos los días, quienes haya lluvia o Sol, frío o calor, siempre acuden a sus puestos para ofrecer sus tamales calientitos a sus clientes, quiénes también ya los conocen.
Ellas no conocen los descansos, ni días festivos, pues trabajan los 365 días del año vendiendo sus tamales; se ubican en donde ya las conocen y hasta donde acuden sus clientes a comprarles sus productos todos los días. Son originarias de Tesoco y Tahmuy.
Las mujeres vendedoras de este alimento ofrecen todos los días los tamales colados, chachacuajes, vaporcitos y pan de espelón, entre otros, mismos que los acompañan con atole dulce o salado, un manjar para los conocedores de estos sabores.
Todos los días se puede apreciar a decenas de personas que compran y saborean sus productos en el lugar, más si hace un día fresco, lo que invita a consumir productos calientes
Por otra parte, de acuerdo con los historiadores, el hecho de comer tamales cada día 2 de febrero, es una tradición prehispánica, para celebrar el inicio de la temporada de siembra, para bendecir semillas y la tierra, para tener buenas cosechas.
Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica encontraron que los pueblos originarios celebraban la fiesta de los tlaloques en honor del dios de la lluvia al inicio del ciclo agrícola
Ellos se regían por el calendario Azteca. Por lo que la ceremonia coincidía con el Día de la Candelaria, en el calendario católico que conmemora la Purificación de María y la presentación del Niño Jesús en el templo.
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CC