Ángel Can Tuyub nació en Kinchil y desde hace años se ha dedicado a la investigación de leyendas de su comunidad. Es autor de Kinchil en la historia, y en él cuenta varios de estos relatos orales, como el de los cerros de Tzemé. También comentó que estas tierras sagradas no pueden ni deben pertenecer a particulares porque son una riqueza cultural de Yucatán.
Según el relato de su libro, Tzemé es una ciudad precolombina situada a unos 8 kilómetros al Poniente del municipio de Kinchil. Y de acuerdo con las fuentes históricas, este sitio fue un asentamiento y encomienda colonial, con una capilla abierta del siglo XVI, que estuvo bajo el patronazgo de San Miguel, y de la jurisdicción del convento de Hunucmá. Explicó que el nombre de Tzemé es original y se puede derivar de etseme, que significa “granate”: una piedra preciosa.
El rápido desarrollo que tuvo hace poco más de mil años, le permitió convertirse en una capital social, con un notable intercambio comercial con otros asentamientos mayas de la región Poniente, abarcando lo que son hoy los municipios de Hunucmá, Tetiz y parte de la costa de Celestún. Sin embargo, su influencia como la capital maya del Suroeste de Yucatán, durante el Clásico Tardío Terminal, fue efímera, su apogeo fue de tan solo 150 años aproximádamente.
Según el INAH, así como surgió rápido, también pronto colapsó, pues no logró tener el desarrollo como el que tuvo Izamal, Chichén Itzá, Dzbilchaltún o el Puuc.
De acuerdo con la cerámica hallada, se estableció que 800 años antes de nuestra era fue cuando esta ciudad disfrutó la riqueza y la mano de obra de sus edificios, al mismo tiempo que destacó en el cultivo del palo tinte y la producción de miel, entre otras cosas, como la cerámica que producían, que era monócroma y sencilla, con incisiones rústicas, pero de buena calidad, lo que la convierte en un estilo único.
El autor de este libro de leyendas comentó que en torno a Tzemé existen numerosas leyendas e historia, mismas que cuentan los hombres antiguos de las poblaciones cercanas, principalmente en Kinchil; y que los datos de su libro también se basan en información oficial del INAH.
Lo que comentan
Según la familia Canul, descendientes de Severo Canul, uno de los representantes de las 18 familias de Kinchil que se encuentran en conflicto por las tierras con gente de Tetiz, estas tierras son sagradas y además son de valor cultural, propiedad de la nación, y por ningún motivo pueden pertenecer a particulares y menos a los que son ajenos a la población y ejido de Kinchil. Es por tal motivo que han pedido la intervención de las autoridades de los tribunales agrarios y también al INAH para que se protejan. También exigen vigilancia, por los ladrones de piedras talladas o estatuillas que rondan al importante sitio arqueológico.
Modesta Canul, vecina del municipio, comentó que en la población se dice que Tzemé participó en una competencia para elegir a la capital de Estado Yucatán, en la que salió victoriosa Mérida.
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CC