Las aguas subterráneas que corren por Kinchil y Maxcanú no son aptas para el consumo humano, están contaminadas con coliformes fecales de las granjas porcícolas de Kekén instaladas en la región, reveló un estudio realizado por la plataforma Jaltún.mx, con asistencia técnica del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El estudio incluyó el análisis de 200 muestras extraídas de 23 cuerpos de agua, la mayoría cenotes y pozos artesanales, durante un lapso de ocho meses en 2022. Desafortunadamente, el resultado fue que el 100 por ciento de las muestras dio positivo a coliformes fecales, lo que demuestra el grave daño que ocasionan las megagranjas.
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La totalidad del líquido que se analizó mostró contaminación con bacterias como la Escherichia coli, grupo de bacterias que habitan naturalmente en el intestino humano y de algunos animales sin que produzcan enfermedades, pero existen algunos tipos que son nocivas para el ser humano, entrando en el organismo por el consumo de alimentos o agua contaminada, causando gastroenteritis con diarrea intensa, moco o sangrado.
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“La presencia y el volumen de los coliformes en la mayoría de las muestras obtenidas indican contaminación fecal en los cenotes, ojos de agua y pozos de la zona de estudio. Estos resultados son consistentes con los boletines epidemiológicos del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica para Yucatán, en los que se muestra un aumento en los casos de enfermedades infecciosas intestinales”, expuso Elena, una de las integrantes del Consejo Maya Chik’in-já, durante la actividad en Kinchil.
Según los voceros del Consejo Maya Chik’in-já y el colectivo de atención comunitaria U Yutzil Kaaj, el 35 por ciento de las muestras evidenció la contaminación más severa, según los parámetros determinados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Recientemente, la abogada ecologista Lourdes Medina Carrillo afirmó que en Yucatán están asentadas, desde hace años, un total de 507 granjas porcícolas registradas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), 353 de las cuales están en el Anillo de Cenotes, el 69.62 por ciento.
Asimismo, del gran total, 13 de ellas, cuentan con autorización de Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), el 2.56 por ciento, lo que arroja que está actividad agropecuaria no es sustentable, además de que no está regulada y mucho menos supervisada.
Además del gran tamaño y el apoyo de las autoridades, el modelo de producción intensiva de carne de cerdo en Yucatán cuenta con otro rasgo particular: opera bajo la forma de un monopolio controlado por Kekén, una compañía propiedad del Grupo KUO con ingresos anuales del orden de los 28 mil 700 millones de pesos.
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CC