Con el auge del Oro Verde en Yucatán, a finales del Siglo XIX, nació la comunidad de San Nicolás, en las inmediaciones de la exhacienda henequera que lleva el mismo nombre, en el municipio de Suma de Hidalgo y que ahora está a nada de volver un pueblo fantasma.
Fue en 1888, cuando esta comisaría, que hoy se resiste a morir, comenzó a poblarse y en 20 años ya contaba con 285 habitantes que trabajaban en la industria del henequén, pero con el declive de la producción de la fibra, la gente dejó sus hogares y comenzó a buscar mejores condiciones de vida lejos de ahí.
Poco a poco el pueblo fue quedándose sin pobladores. En cada censo del Inegi se reflejaba como en 40 años San Nicolás pasó de más de 100 habitantes a solo tener 9 en el último realizado en 2020. Ahora no es nada extraño ver en las calles más ganado pastando que personas caminando.
Pese a que la falta empleo y oportunidades fueron el principal motivo de este éxodo, el último clavo del ataúd lo puso la megragranja de Kekén que se instaló sin permiso de los habitantes y, como en cada lugar que se instala una de estas productoras porcícolas, contaminó el aire, la tierra y el agua.
Cabe destacar que el 18.18 por ciento es analfabeta; el grado de escolaridad es de 3.67; el 27.27 por ciento de la población es indígena, y el 9.09 por ciento de los habitantes hablan maya.
Solo viven dos familias
Actualmente, la familia Euán Bote y Euán Pech son los únicos que permanecen activos y vivos en esta pequeña hacienda recordando a los que han emigrado o ya fallecieron.
¿Dónde está San Nicolás?
A tres kilómetros al Norte de la cabecera municipal de Suma de Hidalgo se encuentra la comisaría que hace referencia al obispo del siglo IV, Nicolás de Bari o Nicolás el Maravilloso, debido a los numerosos milagros atribuidos a su intercesión.
San Nicolás es el patrón de los marineros, comerciantes, niños, solteros y estudiantes; conocido en toda Europa, es el personaje en que está inspirada la leyenda de Santa Claus, por tener el hábito de hacer regalos en secreto.
¿Qué se puede encontrar en el pueblo fantasma?
Esta comunidad está llena de historia, pues todavía pueden verse en pie las antiguas casonas de la hacienda. La maquinaria de una raspadora y una cordelería abandonada, de laépoca dorada del henequén queda como muestra del esplendor de ese lugar.
Como todo pueblo fantasma, las leyendas perduran. A la vera del camino de Suma a San Nicolás se encuentra un montículo de piedras con una cruz en su parte superior. Para que la gente llegue con bien a la hacienda y no sea atacada en el camino por algún animal o sufra alguna desgracia, debe poner nueve piedras a la cruz como ofrenda, según la creencia de los ancestros.
Otro atractivo de estas tierras son dos cenotes mayas que se encuentran entre San Antonio Xiat y San Nicolás: Jay Dzonot (tierra de cenotes), que son muy visitados por los vacacionistas en épocas de calor.
En el poblado apenas y pueden verse algunos señores acompañando a unos pocos ganados que deambulan por los terrenos cercanos de la hacienda. Los pobladores, los pocos que permanecen, disfrutan de pastorear el ganado y contar a quienes visitan la hacienda las historias que recuerdan.
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