Ubicada a 41 kilómetros de la ciudad de Mérida está la localidad de Eknakán, que en castellano significa La casa de la oscura culebra. En este sitio se encuentra una de las seis iglesias con estilo gótico de la Entidad, santuario erigido en honor a San José de la Montaña. Con el paso del tiempo,la iglesia se ha convertido en uno de los lugares más visitados por los turistas, pues al estar situada en la Ruta de los Cenotes es paso obligatorio de los visitantes.
Esta pieza arquitectónica de color amarillo con blanco fue construida a finales del siglo XVIII y principios del XIX y se puede ver a lo lejos llegando por la carretera del municipio de Acanceh. Sus enormes picos apuntan hacia el cielo, en medio cuenta con un reloj al igual que otro del lado izquierdo, las campanas y sus ventanas de cristales decoran el templo y lo hace muy llamativo.
San José Eknakán es una exhacienda que fue fundada en el siglo XVIII como una estación ganadera de la jurisdicción del pueblo de Homún. En 1790 su propietario era don Gregorio Antonio Pastrana, importante hacendado yucateco, pero a finales del siglo XIX pasó a ser propiedad de don Ricardo Molina Solís, hermano del entonces gobernador y hacendado Olegario Molina Solís, por lo que la exhacienda pertenecía a la más rica e influyente familia agroexportadora de aquel tiempo.
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Actualmente, la infraestructura del sitio se encuentra en ruinas, y sólo se mantiene en pie su iglesia, que es el principal atractivo del poblado. Se trata de un edificio estilo gótico de principios del siglo XX. En aquellos años, el auge henequenero permitió que muchos hacendados se hicieran ricos, quienes lo reflejaron en imponentes construcciones que modernizaron sus propiedades. El estilo del edificio responde a una fiebre gótica del siglo XIX y XX que se vivió en Europa, y que llegó a muchas partes del mundo. En aquel entonces Yucatán era una potencia económica, por lo que las modas europeas fueron el modelo para muchos aristócratas, y esto se refleja en Eknakán. Además se construyeron otras cinco iglesias góticas en la Entidad, una de ellas en Mérida.
En la fachada del templo se observan tres arcos de acceso que llevan hacia la entrada principal, así como la ventana del coro en forma ojival. Los arcos de la entrada y la ventana están flanqueados por dos columnas, cuya parte superior tiene forma triangular. Sobre ellas está colocado un antiguo reloj, el cual es escoltado por dos columnas similares a las anteriores, pero de menor tamaño.
En la parte superior se localiza la torre del campanario rematada en forma de pináculo. La armonía y forma de todos los elementos descritos tienen como finalidad estilizar visualmente al edificio para que dé la impresión de que puede alcanzar el cielo.
Dentro de la capilla se puede ver un pequeño retablo de madera, con intenciones góticas, y que corresponde también al siglo XIX.
En este retablo se encuentra la imagen de San José, patrono de la hacienda, y la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, de devoción local muy difundida. Coherente con su estilo arquitectónico y para favorecer la iluminación natural, esta iglesia cuenta con numerosas ventanas decoradas con vitrales.
Los lugareños explicaron que dentro de la parroquia se encuentra el coro del templo, que es un balcón elaborado de mampostería con columnas de color blanco que forman parte del lucimiento del edificio. Además, el altar mayor es de madera tallada con ornamento igual al que el resto de las columnas interiores de la iglesia. Cuenta con unas graderías de granito y a un lado, en la capilla, hay una mesa tallada y la imagen de San Francisco con manos, pies y costado con las huellas de crucifixión de Jesucristo.
Sin embargo, como en toda localidad existe una antigua leyenda de su iglesia, pues en esta los pobladores cuentan a los visitantes que existió una doncella maya que anhelaba casarse en dicho templo al verlo construido, pero al morir a causa de un paro cardíaco su sueño no se realizó. Se dice que sus cenizas fueron puestas debajo de la parroquia en donde se encuentra un túnel que va rumbo a un cenote.
Celia Pinelo, quien vive a unos cuantos metros de la antigua construcción, señaló que el inmueble fue remodelado hace dos años, pues fue afectado por los fenómenos naturales y la cruz que se encuentra en la cima se cayó a causa de un rayo: “El techo se estaba cayendo adentro, estaba en mal estado. Ahora ya es otra cosa, ya está reparada, pintada y con cristales nuevos en las ventanas, mucha gente lo visita”.
La vecina comentó que los cientos de personas que pasan todos los días para dirigirse a esta Ruta de los Cenotes por ley se detienen para sacarse su fotografía de recuerdo en esta emblemática obra gótica: “Bastante gente viene, llegan quinceañeras y novias de otras partes a realizar su misa aquí. Los turistas de todo el mundo que llegan a los cenotes se toman fotos también”.
Si bien, como cada iglesia, los pobladores celebran al patrono San José de la Montaña cada 19 de marzo, cuando la comunidad se encuentra de fiesta y recibe a cientos de paseantes que se unen a esta celebración. Aseguró que por la remodelación que tuvo el lugar las miradas se encuentran puestas sobre ella y ha sido clave para que los turistas puedan recorrer el camino de los cenotes: “Está muy alta la iglesia, desde lejos se ve las puntas y la cruz. Quedó más preciosa en que se hizo la remodelación”.
Los lugareños señalaron que desde temprana hora e incluso cuando el Sol comienza a ocultarse, se tiene presencia de visitantes que se detienen antes de seguir su paso por el anillo de dolinas.
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LV