Parcelarios que tienen sus tierras a dos kilómetros del tramo Dzidzantún-Yobaín se quejaron del fuerte olor a putrefacción que emanan los restos de animales que son arrojados por los pobladores. Bartolo Erosa, campesino, señaló que el tufo lleva varios días desprendiéndose y puede generar enfermedades.
El entrevistado apuntó que la presencia de basureros clandestinos a las afueras del poblado es un problema, pues se han convertido en un espacio común para arrojar desechos sin que alguien sancione a los responsables. Por lo anterior, ha comenzado a percibirse un olor desagradable cerca de un predio. “Cuando me acerqué a ver qué era, me encontré con una gran cantidad de pescado podrido”, indicó.
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Erosa afirmó que nunca se imaginó que los vecinos se atreverían a ir hasta este tramo para dejar amontonadas las escamas a un costado del carril, lo que provocó una terrible pestilencia que incluso causa náuseas a quienes transitan por la vía. “Es pura gente puerca que arroja cosas, me molesta porque no se alejan, aquí en la orilla del carril lo vinieron a dejar, el olor es insoportable”, dijo.
Aseguró que desconoce quiénes pudieron ser los responsables, ya que casi siempre loa habitantes arrojan los restos por la noche o en autos en movimiento, de manera que es imposible identificarlos.
Ante esta situación, los conductores se ven en la necesidad de cubrirse la boca y nariz al momento de sentir el hedor desde lejos, incluso, el viento se encarga de hacer llegar el mal olor hasta donde se encuentran los parcelarios trabajando. “Llegué a pensar que podía ser un perro muerto o algún ganado, pero no, es pescado que echaron, por eso apesta”, expuso.
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NM