Las historias sobre los huays han ido tomando más fuerza, sobre todo porque las personas mayores las siguen compartiendo con las nuevas generaciones. El septuagenario Eliseo Chan dijo que la colonia Santa Rosa fue uno de los lugares donde se murmuraba que había presencia de estas personas que se convertían en otros seres por medio de la magia negra.
El hombre explicó que durante muchos años en el poblado vivió un habitante que era señalado como hechicero, dado que se solía transformar en huay en cualquier momento del día, pero lo hacía principalmente por las noches. Los abuelitos del municipio aseguraban que el individuo no salía constantemente de su vivienda, pero cuando lo hacía, era señalado por su aspecto.
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Los lugareños que recuerdan al hombre lo describieron con baja estatura y siempre guardándose de la gente detrás de su albarrada. “Todos decían en el pueblo que en la Santa Rosa ese chavo era quien se convertía, lo veían y al gran rato en el lugar había un animal justo donde él había estado”, explicaron.
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En la localidad, durante las noches era evidente la presencia de estos seres sobrenaturales, que se encargaban de molestar a los vecinos que se encontraban en las calles solitarias caminando o dentro de los montes cuando iban a cazar, principalmente mientras pasaban por el camino que conducía al matorral. “La gente sabía qué había huays en el pueblo, más cuando señalaban a aquel joven, porque no era un muchacho que acostumbrara salir de su predio, siempre estaba escondido”.
Por su parte, la habitante Guadalupe P.M. precisó que cuando veían a estas personas que eran mal recibidas en la comunidad, les solían echar la culpa de los acontecimientos trágicos, como la muerte de personas o accidentes. “A ellos los culpaban de todo lo que pasaba por su fama de brujos”, apuntó.
Otros abuelitos relataron que los señalados hechiceros, para poder transformar sus cuerpos, tenían que efectuar rituales de magia negra, que consistían en dar nueve vueltas al frente y nueve hacia atrás en el fondo de los solares, cuando no había nadie a plena noche. “Dicen que daban volteretas para que se conviertan. Vieron al joven andar con su mamá y en un abrir y cerrar de ojos miraban a la señora caminar junto a un perro, por eso se pensaba que él era huay”, explicaron los entrevistados.
Según narraron los lugareños, cuando falleció el presunto brujo, se sintió más calma en el pueblo, pues aseguraron que él poseía en mal a través de sus poderes, que utilizaba para transformarse en otros seres.
Hasta ahora no se ha vuelto a escuchar sobre hechiceros en la comunidad, pero la gente alega que en ocasiones suele haber apariciones de animales extraños que espantan a la ciudadanía. “Dicen que ven el huay chivo o el huay pek, pero quién sabe, desde que falleció ese hombre dejaron de pasar cosas así en el municipio”, finalizaron.
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NM