Más de la mitad de la población de Mérida se considera de origen maya, pero es el grupo más discriminado por la sociedad de la capital, sin importar que la mayoría de la mano de obra provenga de las comisarías y colonias apartadas de la ciudad, afirmó el antropólogo Freddy Poot Sosa, investigador de la cultura maya.
Destacó que, observando a la gente de la ciudad, se nota el origen maya o “indígena”, como algunos dicen, pero lejos de que esto represente vulnerabilidad, debe ser visto con orgullo y debería incluir una preservación verdadera. Citó que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Yucatán es uno de los cinco estados con mayor porcentaje de población indígena, el 61.09 por ciento del total.
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Detalló que en las colonias apartadas aún se realizan actividades tradicionales y culturales, como se hace en las comisarías o municipios, desde vaquerías hasta corridas, aspecto que no es común, más en el centro de la ciudad.
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“En los últimos años, Mérida ha recibido gran cantidad de migrantes, pero los mayas seguimos siendo mayoría, esto no es una amenaza por la cultura maya ni por la yucateca, pues cuando vienen asimilan nuestra cultura y se van adaptando, podría haber modificaciones, ya que ninguna cultura es ciento por ciento pura, siempre va cambiando”, indicó.
Explicó que existe un evidente rezago, porque han sido obligados a perder la identidad, al ser invisibilizados y discriminados, pero hay una resistencia por parte de esta población que existe y se mantiene en preservación y lucha continua por su participación en la sociedad.
“Los grupos indígenas, al desplazarse para desempeñar oficios, son una población pendular, que es cuando por motivos laborales cambian de residencia al lugar de trabajo, donde siguen enfrentando el prejuicio y la discriminación, sin que se cumplan las disposiciones jurídicas que protegen sus derechos”, aseguró.
Como ejemplo de estos vacíos legales, mencionó que en el Congreso del Estado no existe una comisión de asuntos indígenas y tampoco se promueve el idioma maya, que es Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Yucatán.
“La enseñanza del maya debería ser obligatoria, incrementaría la preservación y disminuiría el rechazo hacia este aspecto que nos queda de una de las culturas más importantes del mundo”, concluyó.
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NM