El Pueblo Mágico dio inicio a sus festividades en honor al Niño Dios con la tradicional bajada de la imagen de su santo patrono, donde no se hicieron esperar numerosas expresiones de fe plagadas de profunda devoción y júbilo de la grey católica, marcando el comienzo de una serie de actividades religiosas, culturales y tradicionales que envuelven a la comunidad en un ambiente de fe y unión. La ceremonia tuvo lugar en la parroquia de San José, donde cientos de feligreses se congregaron para presenciar la emotiva bajada de la venerada imagen.
Fieles participaron en la misa oficiada por el administrador de la iglesia, Raymundo Abelardo de Jesús Pérez Bojórquez, quien les recordó que todos son parte importante de la comunidad parroquial y por ello con mucha fe y entusiasmo deben participar en estos festejos para darles realce acudiendo al encuentro del Niño Dios, para emitirle oraciones y plegarias para encomendarse a sí mismos, a sus familias y a sus seres queridos, solicitándole que derrame sobre ellos sus bendiciones y que les brinde prosperidad en todos los planos de existencia. También los exhortó a comprometerse a reivindicar sus vidas apegadas a los mandatos del Creador, a mantener su devoción firme y continuar transmitiendo a las generaciones futuras la importancia de ser partícipes del amor de Dios.
Durante el acto, la imagen fue descendida solemnemente de su nicho; este es un ritual que simboliza el inicio de la gran celebración. Tras la ceremonia, un nutrido contingente de fieles, gremios, autoridades y habitantes recorrieron las principales calles de la villa llevando al Niño Dios hasta la casa de la familia Güemez Marín; este lugar tiene un significado especial, pues, según la tradición, la imagen fue resguardada ahí en tiempos de cuando la iglesia atravesó las prohibiciones y persecuciones por parte del Gobierno, lo que ha convertido este traslado en una tradición cargada de historia y respeto.
A partir de esta fecha, la efigie recorrerá Espita acompañada de los 20 gremios que forman parte del festejo, estos trayectos de fe conmemoran el valor de los antiguos habitantes que protegieron la fi gura durante tiempos de conflicto, cuando la iglesia de San José fue tomada como cuartel militar. Las procesiones, animadas por música de charanga y danzas tradicionales, no sólo honran al patrono de este Pueblo Mágico, sino también el espíritu de unidad y fortaleza que caracteriza a la comunidad espiteña. Este inicio de fi esta reafi rma el compromiso de Espita con sus tradiciones, destacando el fervor de su gente y el legado histórico que continúa vivo a través del paso del tiempo y de las diferentes generaciones que se hacen partícipes de ella.