Yucatán

Fallece doña Alicia Figueroa González, mujer de lucha y amor inquebrantable; fue auténtica compañera de don Mario Renato Menéndez

Doña Alicia Figueroa González, compañera de vida de don Mario Renato Menéndez, fundador de Por Esto! falleció este martes.
Fallece en Mérida la auténtica compañera por más de cinco décadas de don Mario Menéndez / Por Esto!

Con dolor inmenso y profunda tristeza, lamentamos el fallecimiento, acaecido ayer en Mérida, Yucatán, de doña Alicia Figueroa González, quien, durante más de cinco décadas fue la compañera de vida, de lucha y amor de don Mario Renato Menéndez Rodríguez, destacado periodista y fundador de los diarios Por Esto!

Fue por siempre la esposa fiel, la madre ejemplar, la amiga incansable y, sobre todo, la incondicional admiradora de Mario Renato Menéndez Rodríguez, quien en sus palabras siempre la reconoció como su auténtica compañera. Su partida, silenciosa, deja el eco de su huella imborrable en todos aquellos que la conocieron.

Más de 50 años de vida compartida acabaron el 15 de abril pasado, con la partida terrenal de don Mario. Ocho meses después, doña Alicia, con toda seguridad, se ha reencontrado con quien fue su compañero de valores, de lucha y de amor, para transitar juntos el camino en la eternidad.

Doña Alicia fue la que soportó las turbulencias que la labor periodística le deparó a don Mario Renato, sin jamás flaquear. En un mundo de incertidumbres y amenazas, ella fue la que le dio fortaleza, la que entendió las incomodidades de vivir bajo el asedio del poder, la que estuvo a su lado en los momentos más oscuros, cuando los riesgos de su trabajo se volvieron personales. En palabras de don Mario, “ella resistió todo”, y eso le dio a él la energía para seguir adelante, luchando por sus ideales con renovada pasión.

Alicia Figueroa y Mario Renato Menéndez compartieron más de 50 años de vida juntos / Por Esto!

“Alicia no solo es esposa, es una auténtica compañera… sin ella a mi lado nunca hubiera llegado lejos”, decía don Mario con una reverencia en su voz, porque sabía que pocas mujeres tendrían el coraje de seguirlo, de apoyarlo en cada paso, de sostenerlo cuando el peso de la lucha era demasiado. Doña Alicia lo hizo, sin pedir nada a cambio, porque en su alma había una fuerza que no se quebró ni siquiera cuando los días eran más oscuros, cuando hubo que empezar de cero y dormir en el piso cuando no había nada, ni cuando el precio del compromiso con la verdad se volvía tan alto.

Fue una mujer que, a pesar de los desafíos, nunca perdió la esperanza ni su fe en el futuro. Su amor por Cuba, su tierra natal, fue siempre un faro que la guiaba, un hilo invisible que la conectaba con sus raíces y con aquellos que, como ella, habían tenido que dejar atrás todo para comenzar de nuevo. En su nuevo hogar en Yucatán, sus brazos siempre estuvieron extendidos para acoger a quienes llegaban, heridos por la distancia y el dolor del exilio. Ella nunca dejó de ser cubana, y ese amor por su patria fue la fuerza que le permitió seguir adelante, siempre mirando hacia el futuro sin olvidar el pasado que la definió.

Como madre, doña Alicia fue la maestra del amor incondicional. No hubo sacrificio que no estuviera dispuesta a hacer por su hija, quien, hoy, lidera los periódicos Por Esto! que don Mario fundó con tanto esfuerzo. Con manos de ternura y corazón de acero, doña Alicia fue la que le enseñó a su hija a ser fuerte, a ser valiente, a nunca rendirse.

Alicia Figueroa, ejemplar mujer y madre llena de amor inquebrantable / Por Esto!

Hoy, Alicia Menéndez Figueroa, con el alma llena de recuerdos de su madre, sigue adelante con la obra que construyeron, y en cada paso está la presencia invisible pero poderosa de su madre y el espíritu de su padre. 

Alicia Figueroa González no solo fue la esposa de un hombre que se jugó la vida por la verdad, fue la mujer que lo acompañó en cada momento, que compartió sus sueños y temores, que lo apoyó cuando el mundo parecía venírsele abajo, y que le dio la fuerza para seguir adelante. Fue, en todo su ser, el amor hecho acción, la dedicación sin límites, la madre que cuidó, el alma que acogió y la amiga que siempre estuvo ahí.

Su partida deja la certeza de que su legado no será olvidado. Vivirá en la sonrisa de su hija, en las huellas de amor que dejó en cada rincón de su vida. Como un faro que nunca se apaga, seguirá iluminando el camino. El dolor de su ausencia será eterno, pero la certeza de que su amor sigue entre nosotros es más fuerte que cualquier tristeza.

Su memoria vivirá para siempre en los recuerdos de sus amistades, en los logros de su hija, en las palabras que escribió junto a don Mario Renato, y en cada acción que realizó con el corazón lleno de amor y valentía.

Descanse en paz, Alicia Figueroa González.