A sus 104 años de edad, José Librado Concha Casanova sostiene que vale más el tiempo que le queda por disfrutar de su familia y amigos, que el de más de un siglo vivido. Vive el presente. Así se ha convertido en uno de los yucatecos más longevos, o al menos el más popular, ya que cada 17 de agosto hay fiesta popular en su natal Santa María, del municipio de Cansahcab.
Nacido el 17 de agosto de 1920, en el año 2020 vivió imágenes dantescas. Fue testigo de cómo muchos de sus cercanos sucumbieron a la pandemia del COVID-19. El de 2021 fue el único agosto en su vida que evitó los festejos: no quería ser causante de contagios mortales en la familia. Y cuatro años más tarde, agradece infinitamente el regalo de vivir un nuevo día.
Hijo de José Vicente Concha May y María Mercedes Casanova Cen, don Librado es mayero y orgullosamente mestizo de pies a cabeza, casi siempre ataviado con el traje regional que ha portado toda su vida -desde los lejanos tiempos de agotador trabajo físico-, pero en su cumpleaños sabatino hizo una excepción: lució una camisa azul, no usó su sombrero ni sus alpargatas blancas de lujo.
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Concha Casanova se mantiene lúcido, calcula el tiempo con su viejo reloj modelo Signature y escucha mientras juega con un anillo de cruz en el dedo medio derecho. En sus palabras, aún se siente fuerte como un roble. Fue el segundo de cinco hermanos: Clara, Efraín, Aída y Estela, las dos últimas ya fallecidas.
En su juventud se dedicó a cazar para llevar el alimento a sus hijos, cosechó de su milpa y sembró todo lo que se podía para salir adelante. Siempre ha sido católico, asistía a misa y hacía rosarios con sus nietos, a los que les leía la biblia.
De joven le gustaba bailar la vaquería; la bailó hasta el año 1995. También es aficionado del beisbol, y como buen yucateco sigue viendo todos los juegos de los Leones de Yucatán en la televisión; no se va a dormir sino hasta que terminan los partidos.
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Trabajó en la terracería, fue pocero, levantó albarradas, fue agricultor, cazador y todo lo que pudiera dar alimento y educación a la familia que formó con Martina Cutz Tun (Q.E.P.D:). El matrimonio tuvo siete hijos: Martha, Tula, Rita, Diony, José Vicente, Elvira y Flor. Hace más de 18 años perdió a Martina, su compañera y gran amor.
Tiene 20 nietos, 24 bisnietos y dos tataranietos, quienes de cariño suelen llamarlo “Pape” o “papá grande”, mientras que sus vecinos le conocen como “Don Li”.
Sus familiares cuentan que la fecha de su cumpleaños siempre la espera con mucha emoción, ya que siempre se le festeja con pastel, comida y música. En este día especial suele tomarse unas “cervecitas” y le gusta que le tomen muchas fotos.
GC