Pobladores de Río Lagartos advirtieron que harán justicia por su propia mano ante la falta de atención de las autoridades, pues una familia vive amedrentada por amenazas de muerte, agresiones e intentos de homicidio que han recibido en su propio hogar por parte de un sujeto conocido como El Diablo, por lo que piden que se actúe pronto antes de que ocurra una tragedia.
Esto fue lo que dieron a conocer Sully Inés Maza Alcocer y Esteban López Tabasco, quienes viven atormentados por Marcos Dorantes Acosta, El Diablo, quien ha estado a nada de lesionarlos en cada ataque que realiza.
Externaron que lo conocieron porque llegó a este municipio y rentaba una casa frente a su hogar, pero por el posible consumo de drogas el pasado 6 de octubre los agredió por primera vez porque supuestamente escuchó chismes de los vecinos; El Diablo llegó con un mazo y machete, por lo que la familia llamó a la Policía, que con mucho esfuerzo logró capturarlo porque se subió a un techo donde lanzó piedras a los agentes.
Ante lo vivido acudieron con el Juez de Paz, quien les indicó que no interpongan su denuncia, pues como autoridades se comprometieron a sacarlo del puerto; sin embargo, mencionaron que siguió viviendo ahí hasta que en noviembre del año pasado los visitó de nuevo con una madera y apenas le dio tiempo a Sully de cerrar la puerta, llamó la Policía y El Diablo se retiró.
Preocupados por lo acontecido procedieron a interponer su denuncia ante la FGE que quedó asentada en la carpeta UNATD/1068/2024, y al día siguiente el malhechor desapareció del puerto.
Sin embargo, el miércoles pasado en redes sociales El Diablo publicó que iba por ellos y que los iba a matar porque son nahuales y que por su causa él está poseído por las drogas.
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Preocupados, acudieron a la FGE, pero no los pudieron atender, ya que debían sacar una cita para ser recibidos hasta dentro de uno o dos meses; además de interponer otra denuncia porque la anterior ya no es válida.
El pasado viernes el sujeto llegó al puerto, por lo que la Policía lo capturó y lo llevó a Santa Clara Dzidzantún, donde fue liberado.
El miedo ha crecido en la familia, por lo que piden a las autoridades que se tomen cartas en el asunto o ellos harán justicia por su propia mano.
