El sector de la construcción en Yucatán atraviesa una crisis de mano de obra que ha impactado seriamente su desarrollo: durante el 2024 se registró la pérdida de 2 mil 400 empleos, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lo que ha generado grandes dificultades para las empresas constructoras, especialmente en la cobertura de puestos especializados.
Raúl Monforte González, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Yucatán, explicó que el déficit de mano comenzó durante la pandemia de COVID-19, en 2020, cuando muchas empresas se vieron forzadas a frenar sus proyectos debido a la desaceleración económica.
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“Desde 2020, el crecimiento del sector ha sido limitado por la escasez de alarifes y trabajadores especializados. A pesar de ello, confiamos en que este año podamos recuperar una parte importante de los empleos perdidos”, comentó Monforte González.
En 2022, el sector llegó a perder uno 9 mil empleos debido a la creciente demanda por proyectos de gran escala, así como obras de infraestructura, que absorbieron una gran parte de la fuerza laboral disponible.
Mano de obra
Uno de los factores más complicados para la recuperación es la migración de trabajadores hacia otros estados de la República y hacia Estados Unidos, donde los salarios son más atractivos. Esta “fuga” de trabajadores ha afectado el ritmo de las obras, tanto públicas como privadas, y ha encarecido los costos de construcción en Yucatán.
“La falta de trabajadores no sólo ha provocado retrasos en proyectos importantes, sino que también ha incrementado el costo de la mano de obra, lo que repercute directamente en el precio final de las construcciones”, señaló Monforte González.
De acuerdo con un informe del Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción de la CMIC, la afiliación al IMSS en este sector ha disminuido un 4.5 por ciento en los primeros 10 meses de 2024, lo que representa la pérdida de 2 mil 446 empleos formales.
A pesar del panorama complicado, Monforte González se muestra optimista respecto al futuro. El presidente saliente de la CMIC confía en que 2025 será un año de recuperación, respaldado por programas de capacitación y un impulso a nuevas obras de infraestructura en la región.
“Esperamos que, en los próximos meses, se reincorporen albañiles, carpinteros, electricistas y otros especialistas al sector. Con estas medidas, confiamos en que la industria pueda recuperar su ritmo de crecimiento y contribuir al desarrollo del estado”, concluyó.