El antropólogo y espeleobuzo Sergio Grosjean Abimerhi lamentó la creciente depredación de las costas yucatecas, especialmente en el puerto de Chicxulub, al señalar que la gravedad de la situación supera incluso los casos recientemente publicados de Sisal.
En un contundente mensaje, aseguró que gran parte de la costa de Yucatán se ha transformado en un desastre ambiental debido a la destrucción de humedales y manglares. “La voracidad de los gobernantes ha permitido que se autoricen construcciones sin control, lo que ha llevado a la devastación de estos ecosistemas tan vitales”, afirmó el experto, quien agregó que los desarrollos urbanos en la zona han impactado seriamente el paisaje costero.
En Chicxulub, destacó el caso de tres edificios de varios pisos que se levantan a escasos metros del mar; uno, ubicado entre las calles 8 y 17, ha causado severos daños a los arenales, lo que ha obligado a la instalación de geotubos para tratar de frenar los efectos del mar.

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Según Grosjean Abimerhi, lo que anteriormente eran casas, ahora se ha convertido en un complejo de gran altura que ha dejado al descubierto la falta de barreras naturales, como las dunas, que anteriormente ayudaban a proteger la playa de la erosión.
Tere Acosta, residente de la zona, compartió su preocupación tras visitar Chicxulub después de tiempo sin ir. “Me alarmó ver cómo el paisaje ha cambiado. Estaba sentada justo al lado de lo que queda de las dunas, rodeada de escombros y lanchas de pescadores que ya no tienen espacio”, expresó. Las construcciones han limitado aún más las áreas para la pesca.
Alertó también sobre el impacto económico de estos desarrollos. “La gente de la costa ha visto cómo su calidad de vida y su economía se han visto gravemente afectadas. El costo de la vida ha aumentado, el agua es cada vez más escasa, y los precios de los insumos ya están pensados para turistas. Las propiedades se han vuelto inalcanzables incluso para los yucatecos”, señaló el antropólogo.
Otro ejemplo de este proceso de gentrificación es la construcción de un complejo habitacional en la calle 19 con 26, donde la demolición de un predio cerca del arenal que ahora es el desarrollo del complejo Olea. Este proyecto, que ya tiene un 25 por ciento vendido se ha comido parte de la playa.
Además, Grosjean expuso una realidad preocupante en relación con los asentamientos en la región, pues, ante la escasez de terrenos adecuados, los residentes locales se ven obligados a rellenar los humedales, a veces incluso con basura, para construir sus casas. “Antes, la gente más humilde podía heredar terrenos a sus hijos. Ahora no tienen dónde vivir”, lamentó el espeleobuzo.
También criticó la gentrificación en otras zonas, como en Cholul, donde los habitantes originarios ya no pueden pagarse la vida en su comunidad debido al incremento de precios. “Los pueblos originarios estamos siendo expulsados”, expresó, alertando sobre la desarticulación social que esta situación está generando.
El antropólogo concluyó que lo que actualmente ocurre en las costas de Yucatán no puede considerarse desarrollo, sino más bien una depredación; advirtió de consecuencias graves a largo plazo. “Esto tarde o temprano reventará”, sentenció.