
Debido a un poderoso sistema anticiclónico que afecta la Península de Yucatán, las suradas se han convertido en un peligro para la sociedad por las fuertes rachas de viento que superan los 40 kilómetros por hora, explicó Juan Vázquez Montalvo, meteorólogo de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

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Estos vientos, generados por un desnivel barométrico, son comunes en temporadas de sequía, como la que actualmente enfrenta Yucatán, aunque también pueden presentarse en cualquier época del año.
El pasado miércoles, intensas ráfagas de aire afectaron varias localidades del Oriente de Yucatán, especialmente en Río Lagartos y Tizimín. En el primer municipio, el techo del balneario Chiquilá se desplomó debido a los fuertes vientos. La estructura, construida con huano y madera, estaba inactiva, por lo que no hubo lesionados. El área fue acordonada por la Policía Municipal y Protección Civil para prevenir accidentes.
En Tizimín, las ráfagas también provocaron la caída de árboles y ramas en carreteras que conectan comisarías, dificultando la circulación vehicular. Las autoridades municipales actuaron con rapidez para liberar el paso.
Según el especialista de la UADY, las suradas suelen durar entre dos y tres días, aunque pueden extenderse hasta una semana. “Son vientos cálidos, secos y con baja humedad, que no provocan lluvia. En cambio, generan sequedad y pueden facilitar incendios forestales”, explicó Vázquez Montalvo.
Además de los riesgos para la salud y el medio ambiente, las suradas amenazan la infraestructura urbana y los bienes de la población. Con ráfagas que pueden superar los 60 km/h, estos vientos pueden dañar viviendas, derribar postes, arrancar árboles y causar desprendimiento de cables de alta tensión. Son fenómenos extremos que representan un riesgo para automovilistas y peatones.
El meteorólogo recomendó tomar precauciones similares a las de un ciclón tropical: evitar salir sin necesidad, mantenerse alejados de zonas arboladas, no acercarse a postes en mal estado, asegurar objetos frágiles y estar atentos a los reportes meteorológicos.
Aunque las suradas pueden ofrecer ligero alivio térmico, ayudando a que la temperatura no suba aún más, los termómetros siguen marcando entre 39° y 40°C, especialmente por una onda cálida que eleva la sensación térmica. Vázquez Montalvo señaló que, en los últimos años, las suradas se han prolongado, posiblemente debido al cambio climático.

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“El evento de surada no tiene beneficios, salvo que disminuye uno o dos grados la temperatura en época de calor. Sin embargo, al tratarse de vientos cálidos, el impacto térmico sigue siendo alto”, explicó.
Finalmente, el meteorólogo hizo un llamado a los pescadores para que eviten salir al mar durante estos eventos, ya que los vientos fuertes pueden ocasionar accidentes graves.
JGH