Yucatán / Mérida

Vendedoras ambulantes “retan” a la SEP en Yucatán ante la prohibición de vender comida chatarra

Elías Dájer Fadel, presidente de la Asociación de Escuelas Particulares, indicó que las vendedoras ambulantes afuera de las escuelas aún ofrecen comida chatarra, pese a la prohibición de su venta dentro de los planteles.
Este mes entran en vigor nuevos lineamientos de la SEP para prohibir la venta de ultraprocesados / Daniel Silva

A más tardar el 29 de marzo del 2025, entrarán en vigor los nuevos lineamientos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para prohibir la venta y distribución de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas en las escuelas de todos los niveles educativos en el país.

Sin embargo, en Yucatán, varias instituciones educativas, principalmente las pertenecientes a la Asociación de Escuelas Particulares (AEPY), ya aplicaban esta medida desde antes de la pandemia, con prioridad en la alimentación saludable en sus estudiantes.

El presidente de la AEPY, Elías Dájer Fadel, reconoció que esta iniciativa fue impulsada por la SEP en coordinación con las escuelas privadas desde hace varios años, mucho antes de la pandemia de COVID-19, cuando se comenzó a buscar que los planteles limitaran la venta de comida chatarra en sus cooperativas escolares.

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“Es una medida que ya se había estado implementando en varias escuelas del estado, principalmente en aquellas que forman parte de nuestra asociación. Desde hace años hemos tratado de ofrecer a los niños opciones más saludables en las cooperativas, dejando de lado los productos ultraprocesados y fomentando el consumo de frutas, alimentos nutritivos y bebidas sin azúcares añadidas”, señaló Dájer Fadel.

El presidente de la asociación precisó que, a pesar de los esfuerzos en los planteles, uno de los mayores retos sigue siendo la presencia de comercio informal fuera de las escuelas, ya que los vendedores ambulantes suelen instalarse a las afueras de los colegios ofreciendo los mismos productos ultraprocesados que se intentan erradicar adentro.

Dájer Fadel subrayó que el trabajo para reducir el consumo de comida chatarra no puede limitarse únicamente a las escuelas, ya que, aunque dentro de los planteles se han logrado importantes avances al prohibir estos productos, los estudiantes continúan adquiriéndolos fuera del colegio debido a la presencia de comercio ambulante, lo que representa un desafío considerable.

“El esfuerzo que hacemos dentro de las escuelas no es suficiente si afuera del plantel, en la vía pública, siguen existiendo vendedores ambulantes que ofrecen estos productos a los estudiantes. La comida chatarra sigue siendo un atractivo para los niños y, desafortunadamente, muchos padres de familia permiten o facilitan el consumo de estos alimentos, lo que no contribuye a generar un verdadero cambio”, lamentó.

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El dirigente hizo un llamado a las autoridades correspondientes para que refuercen los controles fuera de los planteles educativos y se limite la venta de productos chatarra en el perímetro de las escuelas, a fin de garantizar que los estudiantes no tengan fácil acceso a estos alimentos.

“Debemos recordar que esta no es sólo una responsabilidad de las escuelas, sino también de las autoridades y de los padres de familia. Si realmente queremos que esta prohibición tenga impacto, necesitamos trabajar en conjunto para frenar la presencia del comercio informal y educar a los niños sobre la importancia de una alimentación saludable”, enfatizó Dájer Fadel.

Explicó que, desde hace varios años, las escuelas privadas en Yucatán trabajan para educar a los alumnos sobre alimentación saludable, brindando pláticas, talleres y clases sobre nutrición, salud y autocuidado, con el fin de que los estudiantes puedan tomar decisiones conscientes sobre lo que comen. “Nosotros no sólo tratamos de eliminar la comida chatarra, también trabajamos desde la educación para que los niños entiendan qué alimentos benefician su salud y cuáles no. Nuestra intención es que ellos mismos aprendan a tomar decisiones saludables a lo largo de su vida”, explicó.

El desafío más grande, puntualizó Dájer Fadel, es lograr que el cambio se refleje fuera de las aulas, en los hogares, en la comunidad y en el comercio informal, para que los estudiantes realmente puedan reducir el consumo de comida chatarra.