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Yucatán / Sucesos

Conductor extranjero acaba de cabeza

Extranjero en completo estado de ebriedad dormitó al volante, por lo que perdió el control de su auto y chocó contra un poste de metal del alumbrado público, ocasionando que las lámparas caigan, para luego volcar en calles del fraccionamiento Altabrisa.

Los hechos se registraron poco antes del mediodía de ayer, cuando el estadounidense David Masciangelo, de 35 años de edad, terminó mal la parranda al dormirse al volante de su automóvil Mustang de color blanco y acabar volcado.

El extranjero terminó su festejo en las primeras horas de ayer y al ir conduciendo su auto Ford Munstang, placas del Estado de México MEE-1453, sobre la calle 15 de Altabrisa, metros antes de llegar al entronque con la 18, por los influjos del alcohol dormitó y el auto se subió al camellón, donde impactó un poste y posteriormente acabó con las llantas hacia arriba.

Según testimonios recogidos en el lugar del percance, el cristal de la portezuela del lado izquierdo estaba levantado y quedó en la posición perfecta para que resistiera el peso del vehículo y evitar que le aplastara la cabeza al extranjero.

El oficial Ricardo Solís responsable de la patrulla 5959 de las Secretaría de Seguridad Pública fue el primer respondiente y auxilio al conductor a salir de los restos del auto deportivo, poco después llegaron los bomberos a bordo de la unidad 859 de la Dirección de Siniestros y Rescate y varias patrullas de dicha corporación, entre las que se encontraba la 6042.

Tras el impacto el estadounidense avecindado en Mérida resultó con golpes leves y fue valorado por paramédicos de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes se percataron de que estaba alcoholizado.

David Masciangelo fue detenido por la policía, al parecer el auto no era de su propiedad y además el poste del alumbrado público quedó inclinado y la luminaria se hizo pedazos al caer al pavimento, obviamente la arteria fue cerrada a la circulación vehicular, los bomberos recogieron los pedazos de los cristales del automóvil y de la luminaria, no faltaron las personas que conducían autos de lujo, quienes no obstante que observaban la magnitud del accidente impacientes hacían sonar las bocinas y al pasar insultaban a los policías, como si ellos fueran los culpables.

(Luis Tamayo / Fernando Poó)

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