La madrugada del 6 de diciembre del 2019, el promotor de espectáculos Sergio Serrano Navarro fue encontrado muerto por uno de sus colaboradores en el piso de su vivienda ubicada en el fraccionamiento Francisco de Montejo de Mérida.
El martes pasado, un Tribunal de Enjuiciamiento reclasificó el delito como homicidio en riña con carácter de provocado, por lo que su homicida, Braulio “N”, originario de Tabasco, podría recibir una sentencia de dos a seis años de prisión.
Si se le llega a dictaminar dos años de privación de la libertad podría salir libre, pues habría cumplido ya su condena porque ha estado en la cárcel durante todo el proceso que se sigue en su contra.
Según los datos contenidos en la carpeta de investigación, Sergio y Braulio se conocieron cuando el segundo era mesero de un bar y empezó a salir con el ahora occiso, con quien sostenía encuentros sexuales.
La noche del 5 de diciembre se vieron en casa de Sergio en Francisco de Montejo, éste le pidió a su invitado que sostuvieran relaciones, pero como se negó su anfitrión agarró un cuchillo, lo atacó y le ocasionó lesiones en manos y brazos.
En el forcejeo Braulio logró desarmarlo y atacó a Sergio, causándole 32 heridas en el cuerpo y la cara, las cuales le causaron la muerte. Al ver lo que ocurrió el visitante solicitó un vehículo de plataforma y pidió al chofer que lo llevara a un consultorio médico de 24 horas. Como le dijeron que las lesiones eran de consideración, se dirigió con su mamá a la Clínica Pensiones y de ahí al hospital Agustín O’Horán.
Luego se ser curado y recuperarse, se entregó a las autoridades, que ya habían iniciado con las investigaciones por el crimen, que fue descubierto por una persona que acudió a visitar a Sergio y lo halló sin vida.
Al respecto, la madre del ahora fallecido, Martha Navarro, pide la intervención de las autoridades para frenar lo que considera un descarado favorecimiento al acusado de ultimar a su hijo, a quien incluso la Jueza, según dice, nunca se dirige como acusado o procesado, sino con un cálido “joven Braulio”.
“El juicio es un procedimiento a todas luces corrupto, con testigos vendidos y jueces que favorecen en todo momento al procesado”, son las acusaciones de la madre de Sergio Serrano. Afirma que su exigencia es que se le dé la pena que merece conforme a la ley, “nada más, ni un día más ni uno menos, pero lo que las juezas están haciendo es un atropello, un favoritismo descarado”, asegura la madre del ahora difunto.
Se pregunta de qué sirve que los jueces juren cumplir la ley, si se dejan comprar y manejan todo a su conveniencia. En la audiencia celebrada el martes 12 pasado, la jueza Segundo del Tribunal de Juicios Orales emitió el fallo condenatorio como “cometido en riña con carácter de provocado”.
A Martha Navarro le parece algo incongruente, cuando las propias declaraciones del acusado y los datos aportados por el perito del caso denotan con claridad que fue un homicidio violento.
La madre del fallecido promotor de espectáculos destacó que en la primera audiencia del caso, el 23 de diciembre del año pasado, el Juez que presidió la audiencia, quien por cierto ya murió, al vincular a proceso al acusado mencionó, después de escuchar a los representantes de la Fiscalía General del Estado (FGE) y a la defensa, que para él no se trataba de un homicidio en riña, ni simple, sino calificado.
El Magistrado también explicó que tenía la autonomía para resolver el caso, por lo que terminaría la etapa intermedia y el caso se pasaría a otros jueces, quienes determinarían el fallo luego de analizar y desahogar todas las pruebas.
Cuando se retomaron las audiencias el 28 de marzo pasado comenzó el desahogo de pruebas y testigos. De acuerdo con las declaraciones de la madre de Sergio, se notó que todos los testigos del acusado estaban comprados.
Agregó que le llamaron la atención las palabras del médico que atendió al asesino confeso en un hospital particular del Poniente de la ciudad, que una vez sentado y sin esperar que se le preguntara nada dijo que el hecho había sido una riña.
La Mujer señaló además que, inicialmente, el acusado expresó a los médicos a los que acudió para ser atendido que lo habían asaltado, pues tenía varias lesiones en las manos. Primero se dirigió a una sucursal de Farmacias Similares, cerca de su casa en el fraccionamiento La Herradura en Ciudad Caucel, donde fue atendido por una doctora y ella también acudió a la audiencia a declarar a favor del acusado.
Otra persona presuntamente comprada y que acudió a dar sus declaraciones fue el chofer de una plataforma digital (Didi) que transportó a Braulio de la casa del ahora occiso a Ciudad Caucel. Se le preguntó si vio que el acusado tenía manchas rojas en manos y ropa, pero dijo que no.
Además, declaró que el acusado le pidió usar su celular, pero no se lo dio, por lo que el individuo sacó su teléfono e hizo una llamada; sin embargo, cuando se le preguntó si escuchó lo que decía, de nuevo manifestó que no.
Lo que sí corroboró es que sacó de la casa varias maletas, que le ayudó a subir al automóvil. La madre de Sergio afirma que fue un juego de tres maletas de su hijo, en las que sustrajo ropa, artículos de valor y dinero en efectivo que el ahora fallecido tenía para cubrir varios gastos relacionados con la empresa de espectáculos que dirigía.
Martha Navarro comentó que en las audiencias le sorprendió que el acusado vistiera la ropa y zapatos que reconoció eran de su hijo. Asegura que en el proceso de juicio oral el único que ha actuado de buena fe es el perito en criminalística de la Fiscalía, quien narró lo que encontró en el lugar de los hechos, las numerosas heridas que se hicieron a la víctima, 32 heridas con un cuchillo de sierra, 23 veces en la cabeza y cara, y nueve en el cuerpo.
Cuando se mostraron las fotos del lugar de los hechos y se le preguntó por qué había manchas rojas en el techo y paredes, el perito contestó que fue por tener al ahora occiso acostado en el piso de la sala, donde se presume se le ultimó. La sangre se proyectó al clavarle en forma vertical, de manera que al sacar y volver a clavar el arma la sangre se impregnó en todos lados.
El dictamen de la muerte de Sergio fue traumatismo craneofacial porque, además de las puñaladas, el asesino confeso propinó golpes en la cabeza y cara con una figura de la torre Eiffel que estaba como adorno sobre una mesa. Martha Navarro reafirma que su hijo fue sometido y ultimado con violencia, así que no comprende cómo es posible que la Juez a cargo emita un fallo de “homicidio en riña con carácter de provocado”.
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CC