En fechas recientes, la Policía Municipal de Progreso se ha visto envuelta en detenciones cuestionadas por la población, a pesar de que se han hecho cambios que denotan mejoría en su actuar; sin embargo, la realidad parece ser otra.
El señalamiento de algunos porteños es que los agentes han incurrido en detenciones arbitrarias y violatorias de los derechos humanos. Una de ellas ocurrió el lunes 29 de agosto a las 14:00 horas, cuando policías municipales detuvieron a un adulto mayor. Alfredo Carrillo estaba sentado en el parque principal, los uniformados le revisaron una bolsa negra que contenía envases PET. El delito fue que le hallaron un pequeño fierro que el hombre usa para recolectarlos y se lo llevaron preso.
El martes 30 de agosto, a las 15:10 horas, dos jóvenes que vendían flores fueron detenidos por agentes municipales cuando caminaban en la calle 80 entre 25 y 27, frente al mercado municipal; los sometieron a una revisión, no les encontraron algo ilegal, pero los subieron a una patrulla y se los llevaron a la cárcel municipal.
Con anterioridad, el 12 de marzo, el joven Mario Alexander Valdez Flores, vecino de Chicxulub, fue sometido por unos 15 policías y, presuntamente golpeado en la comandancia, tras seguirlo, chocar la moto que conducía en una calle y detenerlo, según narró su madre, María Guadalupe Flores Paredes, a quien una mujer policía agarró por el cuello por detrás al reclamar la golpiza contra su hijo. Ella fue detenida toda una noche y su hijo fue consignado a la Fiscalía General del Estado (FGE).
Un mes después de ese hecho, el 12 de abril, a las 11:30 horas, en el malecón tradicional del puerto, Valdez Flores fue sometido a golpes de macana, patadas y torceduras de brazos y pies por al menos cuatro policías, quienes alegaron que “se resistió a la revisión” y “hay un reporte”. Salió de la cárcel municipal a las 0:30 horas del 14 de abril.
El hotelero Pedro Z.O. se quejó: “la Policía Municipal es un asco y se ha convertido en el azote del turismo, parece que tienen la consigna de atentar contra todo y contra todos para aplicar multas. Una de esas estrategias es quitar las placas de los vehículos de los visitantes que, ante la falta de espacios en las calles cercanas al malecón, se estacionan en lugares supuestamente prohibidos”.
Este recuento de detenciones, no aclaradas del todo por las autoridades portuarias, viene a colación tras ocho meses que hubo un cambio de mando en la comandancia.
Algunos líderes empresariales dicen que se observan mejoras en la seguridad urbana, pero hay quienes indican que los oficiales están reprobados en materia de derechos humanos.
Desde el 27 de enero pasado se dio el cambio de jefe policiaco, luego que el anterior ocupara el cargo desde el 1 de septiembre y fuera destituido el 9 de enero pasado, porque ese día la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) lo detuvo en estado de ebriedad en la ciudad de Mérida, acusado de agredir a golpes y amenazar con una pistola a una mujer.
Según un abogado y exjuez de paz del puerto, Manuel M.S., el actuar de los elementos que conforman la Policía Municipal de Progreso contrasta, a pesar de que se tenga el Centro de Control, Comando, Comunicaciones, Cómputo, Coordinación e Inteligencia (C5i), reciban cursos de capacitación y derechos humanos.
Añadió que hay hechos violentos, acuchillados en las colonias y la comisaría de Flamboyanes, donde incluso los vecinos marcharon para exigir a las autoridades más vigilancia y seguridad.
Desde su punto de vista, sería conveniente revisar la actuación de los policías municipales del puerto, porque para muchos de ellos, su actuar parece demostrar que los derechos humanos son letra muerta.
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CC