Luego de casi seis meses cerrada, la Casa de las Artesanías “Tukulná” ya abrió sus puertas a los visitantes que empiezan a llegar a la ciudad capital. Aunque el aforo es limitado, los trabajadores del lugar auguran una mejor temporada en el último trimestre del 2020, por las festividades que se celebran.
Uno de los sitios más concurridos era el Bazar Artesanal, lugar donde se venden piezas realizadas por 2 mil 400 manos campechanas, que trascienden las fronteras. Aquí, en los últimos días la afluencia de visitantes ha sido de entre 5 y 10 personas cada tercer día, pero estiman que durante el último trimestre logren concretar más ventas.
De acuerdo con el encargado, la temporada marca el porcentaje de ventas por pieza; es decir, que depende del clima y las festividades es la artesanía que se llevan; por ejemplo, en octubre, que consideran uno de los mejores temporales, logran colocar blusas campechanas, batas, fajines, guayaberas, peinetas, moños, rosarios de filigrana, chapa de oro y fantasía, debido a que es en este mes cuando se conmemora y celebra la Campechanidad.
Por su parte, en noviembre se logran posicionar en su mayoría pijamas, colecciones de dama, vestidos de noche, por la celebración de los difuntos y el inicio del período decembrino, que es la época del año que más festejos concentran por la Navidad, inicio de año y conmemoraciones católicas.
De manera general, la pieza que más se llevan los turistas extranjeros son los sombreros de jipi, que llegan desde Bécal. Igual informó que actualmente las piezas que llegan al “Tukulná” se han empezado a ofrecer en las plataformas digitales.
Aunque las piezas llegan de todos los municipios, son dos los que más prevalencia registran, se trata de Bécal, Dzitbalché y Campeche; del primero se transportan bordados y tejidos, del segundo sillas, hamacas y bases para estas; mientras que de Campeche se comercian dulces de miel, chocolate, café, chiles, salsas y chicharrón.
Este sector laboral ayuda a la economía de familias de escasos recursos que a diario buscan el sustento familiar con cada pieza artesanal que negocian.
Por Jorge Chan