La falta de visión de los rectores de las Universidades, así como del director de la facultad de ingeniería civil para que los universitarios realicen sus trabajos sociales en obras que ejecutan los gobiernos del estado y federal ha provocado que nuevos profesionistas no ejerzan su carrera por la falta de experiencia en el campo laboral, mencionó el gestor social Efraín Marín Chable.
Explicó que referente a las actividades que desarrollan en la construcción de la refinería en Paraíso, Tabasco, donde se utiliza mucha ingeniería civil, las universidades como la de Tabasco y Ciudad del Carmen, deben enviar a los estudiantes de esa carrera para realizar su servicio.
Mencionó que hace unos días viajó a Paraíso, Tabasco, en compañía de otras personas para ver si los contratan, sin embargo, en esa obra constató que no hay un sólo estudiante de ingeniería que cumpla con su servicio social.
La Universidad Autónoma del Carmen (Uncar) debería aprovechar la construcción de la obra y enviar a sus próximos egresados para que tengan experiencias en el campo laboral y les sirva a futuro en sus actividades profesionales, para que cuando se reciban, y vayan en busca de trabajo no les digan que carecen de experiencia.
Señaló que en la región los gobiernos federales han construido grandes obras, sin embargo, a los universitarios con carreras de ingeniería civil les hacen a un lado por la falta de experiencia, así sucedió en el Puente de la Unidad, pues no fue aprovechado por los estudiantes, todo por la falta de visión del rector de la universidad, así como del director de la especialidad.
La universidad deben signar convenios con empresas y gobiernos para que los estudiantes puedan realizar sus servicios sociales en obras de construcción que ejecuten las autoridades, o darles oportunidades a estudiantes de otras facultades en los departamentos gubernamentales, así como en Petróleos Mexicanos (PEMEX), entre otros, para que cuando los jóvenes se reciban las empresas y las oficinas de gobierno no les pongan muchos pretextos para contratarlos.
Por Fernando Kantún